Abatida por las decisiones de su madre y las consecuencias que dejó el divorcio de sus padres, Arley Bunne vuelve a su ciudad natal sin expectativas de nada.
Había abandonado esa ciudad hace dos años y no esperaba volver tan pronto. Su objetivo era...
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—Como repito, eso fue lo que sucedió.
—Temía que algo que estuviera fuera de mi alcance pasara —abro la puerta del local y el aroma queso fundido ataca mis sentidos.
—Subimos al auto y llegamos al club —Edde toma asiento en una de las esquinas y me incorporo junto a ella.
—Ya te he dicho que hasta el momento en que bajé a bailar lo recuerdo bien, pero lo que pasó en la pista es lo que no logro recordar.
—Bailé contigo un par de canciones y mi hermano se nos acercó más tarde. Dije que necesitaba un baño y subí. Tú no quisiste ir conmigo —a la medida en que Edde fue esclareciendo mi mente los recuerdos se volvían claros y la preocupación se iba montaña a bajo—, cuando volví a observar y volver con ustedes, Ethan tenía tu cadera en sus manos y tenía su boca en tu cuello.
— ¿Me estaba besando? —Solo quiero cerciorarme de que lo que mi mente recuerda no sea algo que acaba de inventar para llenar el espacio vacío que hace unas horas había.
—No lo creo, tal vez solo coqueteaba contigo —suspiro nuevamente.
— ¿Estás segura? ¿Puedes jurar que no nos besamos? —Observo la lista de deliciosas combinaciones en el menú y me dejo atrapar por una en particular: papas a la francesa con salsa de champiñones.
—Aun eres fiel a Jaffner, tenlo por seguro. Me aseguraré que la próxima vez Ethan no nos acompañe, no creo que sea buena idea mezclar Ethan y alcohol. De todas formas, él se ha vuelto loco contigo, pero mi plan no es ser cupido con ustedes a menos que lo desees —niego con mi rostro—. Pero si me preguntas, debes estar tranquila porque nada pasó. A menos que cuentes el coqueteo como un engaño —eso no debería contar. No justifica mi estado, pero no he hecho nada que rompa con la fidelidad que ambos tenemos.
—Espero que no porque odiaría que algo malo nos sucediera.
—Sí sabes que las relaciones no son para siempre.
A veces, me gusta creer que sí.
—Sí lo sé, solo que quiero cuidar lo que tenemos mientras dure.
—Oye, pensaba que tal vez mientras las pruebas finales no nos afecten, deberíamos aprovechar cada fin de semana para salir.
—Estoy de acuerdo, a excepción de este sábado, todas las noches restantes han sido agradables.
—Tampoco cuestiones lo que fue esa noche, fui testigo de cómo mirabas a mi hermano —vale, ahí es cuando no puedo apelar nada a mi favor porque no lo recuerdo—. De hecho ahora puedo recordar algo.
— ¿Algo más?
A pesar de haber pasado los momentos de incertidumbre y superarlos estos vuelven a renacer mi pecho.
—Esa noche dijiste que mi hermano era guapo —siento la avalancha termal subir hacia mi rostro.
