Capítulo 11

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Cuando la fiesta culmina y la música cesa, la llegada del sol se ve a nuestra derecha

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Cuando la fiesta culmina y la música cesa, la llegada del sol se ve a nuestra derecha.

—Merezco un Nobel, estoy fresco como una lechuga —pronuncia Neville y sonrío batiendo mi rostro a los lados.

—Otra noche más extasiado en alcohol y celebraríamos un entierro.

—Gracias por la confianza. Si no fueras mi mejor amiga, no sé qué me dirías.

—Sólo me preocupo por tu salud.

—Claro, claro.

Camino con la vista perdida, los pies cansados y la pesadez batallando contra mi cuerpo. La noche se dispersa entre las nubes, el cielo naranja y rosa se mezcla entre sí con los azules, es demasiado hermoso el paisaje para despedirse aún.

— ¡Maldición! —Masculla mi amigo con la mano en el bolsillo delantero de sus pantalones.

— ¿Qué sucede?

—Guardé las llaves del auto de Raybon porque se supone que esta noche era la mamá del grupo y no iba a beber, pero... Jaffner lo llevaría a casa y ahora tengo sus llaves.

— ¿Quieres que las lleve por ti?

—Claro, pero también puedo ir...

—Descuida, ve y calienta el auto de tu padre que en unos minutos te alcanzo.

Le arrebato las llaves antes de que pueda decir lo contrario y comienzo a caminar otra vez en dirección a la casa.

La curiosidad y un poco de alcohol, son suficientes para que ingrese a la cocina donde nos despedimos de Raybon y Jaffner antes de salir. Y lo sé, soy una masoquista... pero quiero verlo.

Personas con aspecto deplorable, chicos que se besan como si no hubiera un mañana y el mismo olor a nicotina que detesto. Ya puedo imaginarme la ducha que tomaré una vez que llegue a mi casa. Toda mi ropa, desde mi par de jeans y mi blusa irán directo a la lavadora. Soy un desastre y sin tener un reflejo que lo confirme, lo sé.

Pero ahora, mis intenciones no se sumen al estado pulcro que deseo tener sino a Jaffner.

Toda la fiesta el chico de gemas verdes fue muy agradable conmigo, demasiado en realidad. Me encontré con una faceta totalmente nueva, casi irreconocible, como si no fuera el mismo chico. Me pregunto si era una máscara falsa o simplemente era su verdadero ser, lo cierto es que los seres humanos siempre utilizamos alguna especie de máscara para ligar y si esa desagradable le funcionaba, me permitiría poner en duda cuantos triunfos más que fracasos tuvo. Porque en la ficción todos amamos al chico malo, pero en la realidad, al menos personas como yo, sólo desean sentirse valiosas, correspondidas.

Pero de todas sus acciones debo decir que la que más me sorprendió fue cuando se ofreció a acompañarme al baño. Con un par de cervezas en mi cuerpo sabía bien donde terminarían mis labios, pero no. Él no lo hizo, simplemente se quedó pacífico detrás de la puerta. Me guio sana y salva hacia abajo, de hecho, lo más indecente que hizo fue mirarme, y lo sé, hice lo mismo, porque a pesar de toda su estupidez es un chico que se me hace atractivo, muy atractivo.

Change This HeartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora