Capítulo 20

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— ¿Las quieren para llevar o las van a tomar aquí? —Un chico de sombrero rojo nos pregunta mientras sostiene una libreta pequeña en su mano

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— ¿Las quieren para llevar o las van a tomar aquí? —Un chico de sombrero rojo nos pregunta mientras sostiene una libreta pequeña en su mano.

—Las tomamos aquí, gracias —Jaffner indica y persigue al chico unos segundos con su mirada antes de voltearse hacia mí.

— ¿Estás más tranquila ahora? —Pregunta de forma suave.

—Ahora que tengo mi limonada, sí —hablo como una niña pequeña logrando que de sus labios se escape una sonrisa.

—Cuando tienes de tu néctar ¿no?

Sé que no podría ser Jaffner si no lanza un comentario como ese sobre mí. No puedo enojarme, ser así es parte de mi esencia, así que me río con él.

—No podría ser la misma sin mi sustento de acidez —me defiendo.

—No podría estar más de acuerdo.

—Oye, Jaffner —divago antes de decir algo—. ¿Qué fue lo que realmente sucedió?

— ¿Con qué?

—Me refiero a lo que sucedió con esa chica en tu instituto.

—Ah, con Denya —su voz se apaga al pronunciar su nombre y siento que tal vez no fue buena idea haber hablado.

—Sí, con ella —aclaro incitando a que hable.

—No sucedió más de lo que te conté —se encorva de hombros. Noto que le incomoda el tema, pero no quiero ceder a este paso.

—De todas formas, esa noche no pude entender nada, estaba cegada por la confusión y el enojo —intento convencerlo de cualquier forma, en la espera de que este no le cueste tanto como parece.

—Pues... —duda y suspira como si esto le costara la vida.

—Puedo entender si no quieres hablar de ello... He sido una tonta al sacar el tema —no quiero ser el motivo por el cual un día se arruine, o el motivo de que hable sobre circunstancias que lo inquietan.

—No, está bien, supongo que a veces es bueno soltar algunas cosas.

Él hace una pausa extensa y juega con sus manos nerviosas. Tomo su par de manos en las mías indicando que todo está bien y que estoy para escucharlo sin juzgarlo.

—Como ya sabes era joven. Mi experiencia era nula y mis habilidades también. En concreto era un perdedor en todos los sentidos —me cuesta creer que esto que me está contando sea cierto. Ese Jaffner que describe se aleja mucho del que hoy veo frente a mis ojos—. Como algo de otro planeta ella me observó y comencé a adentrarme a un mundo que no conocía. Triunfé desastrosamente como hombre, se llevó mi confianza y todo lo que tenía. Estar con ella significaba estar en otro nivel. En un mundo de prejuicios donde quien hace es mejor o quien más tiene también, me sentía como un rey, al que siempre le quedó grande la corona —es triste verlo hablar de esta forma pero hago un esfuerzo por mantenerme firme para él—. Era la envidia de todo mi curso, de mis amigos. Ni yo mismo podía creer como ella se había fijado en mí. No era cuestión de que no me amara un poco a mí mismo, pero mi autoestima no estallaba por las nubes en ese tiempo.

Change This HeartWhere stories live. Discover now