Capítulo 18

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Mi corazón se ha detenido ya hace unos segundos y no hay pulso que responda a través de mi muñeca

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Mi corazón se ha detenido ya hace unos segundos y no hay pulso que responda a través de mi muñeca. Mi sistema circulatorio colapsó en el preciso instante en que su voz llegó como una ráfaga de viento a mí.

Me bloqueo como jamás creí haberlo hecho, mis huesos se entumecen y cierro mis ojos en una cuenta insaciable hasta cinco. No es producto de mi imaginación, él está aquí.

No logro ver a Jaffner por completo, no logro ver su rostro ya que mi padre lo cubre con su estatura. Agradezco que él tampoco me vea, esto es demasiado vergonzoso desde el punto en que lo veo.

—Jonnovan Bunne —dice mi padre con un gramo de confusión en su voz. Creo que es momento de irrumpir, ya es suficiente.

—Papá, él es mi am...

—Soy su novio, soy el novio de Arley —una sensación asfixiante me anuda el pecho y lucho conmigo misma para desanudar los hilos.

Mi padre me observa y por un momento me siento pequeña, indefensa, sintiendo mi pecho inflarse con un sentimiento de regocijo y nervios.

—Debí, decirte que... —no logro terminar la frase y mis palabras se traban.

—Fue mi culpa... Yo... Vine sin avisar —por primera vez obtengo contacto visual con Jaffner.

Nuestros ojos se cruzan añorando tal encuentro como una necesidad insana. Se siente exactamente igual a estar ahogándose y obtener dos segundos de oxígeno. Esto no dura mucho, somos forzados a atender a la escena.

Observo a mi padre y luce desorientado en medio de la escena. Busco aliviar sus facciones y parece que funciona, parece.

—Pero ¿dónde están mis modales? Pasa, Jaffner.

Esto de tornarse extraño, se ha vuelto incómodo. Jaffner se mueve y asiente con su rostro de forma tímida. Las perfectas hebras de su cabello bailan con una suave brisa de viento que se intercepta desde el exterior. Sus jodidos ojos verdes se funden con los míos por unos segundos, pero sin vacilación vuelve a sumirse en un estado de nervios.

—Toma asiento, Jaffner —vuelve a decir mi padre, quien ya se ha movido en dirección al sofá.

—Gracias.

Jaffner duda un poco antes de elegir un asiento, pero ambos sabemos que ante tan fuertes declaraciones que acaba de hacer lo más correcto es que se siente junto a mí.

Y lo inevitable sucede.

Ante tan tensa situación, se presenta de forma ineludible, el silencio agobiante, donde nadie se atreve a decir algo por miedo a empeorar lo que se presenta frente a nuestros ojos.

Estrujo mis manos húmedas y mi vista corre como un torbellino a mis pantalones holgados de domingo, mis pantuflas de animales y el peor de los casos, mi suéter viejo nada decente. No puedo mirarme ahora, pero sé que mi cabello es un desastre. No puede haber escogido peor momento que venir. Hoy, después horas seguidas de estar llamándolo. Después de no entender nada que es lo que sucede con él y que significó esa llamada.

Change This HeartWhere stories live. Discover now