CAPÍTULO 51

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JUNTOS EN PARÍS.

Pandora

París en primavera es el mejor momento para visitar la ciudad. Las flores empiezan a florecer, el buen tiempo anima a la gente a pasear y sus calles te hipnotizan a perderte en ellas y descubrir tú propio París.

Si nunca lo habéis hecho, os recomiendo perderos en una ciudad de forma deliberada. Tomar un punto de referencia y guiaros por el instinto y la curiosidad. Os aseguro que así es la mejor forma de conocer una ciudad.

Siempre he dicho que Italia es mi lugar favorito en todo el mundo, pero solo han hecho falta varios giros de 360º en mi vida para que ahora, después de mi preciosa tierra, tenga otros lugares favoritos, como Maldivas, Madrid y ahora París.

Nunca es fácil para una madre ver como su hija abandona el nido. Es una sensación de tristeza y orgullo meclada, porque a la vez que te da pena que se separe de tu lado, sabes que, con este paso, se inicia un nuevo capítulo en su vida, uno que promete éxito y prosperidad.

Eso sí, lo que nadie te dice de independizarte, es el coñazo que supone hacer una mudanza. ¿Ya he dicho que odio las mudanzas? Y eso que no es una mía y solo ayudo a Val a empacar las cajas que quiere llevarse a su nuevo piso parisino.

—¿Está es la última caja? —le digo cuando la precinto y la arrastro hasta la puerta de su habitación.

—Creo que sí —echa un vistazo a la que pasa a ser su habitación de visita, que, aunque sigue siendo la misma, tiene menos recuerdos en ella, recuerdos que se lleva a París para atesorarlos.

—Pues entonces bajémoslas para que las suban al avión.

Es un sábado temprano del último fin de semana de abril, justo una semana después del cumpleaños de Dante. Como Val pronto termina el instituto y acordé con el taller de Dior que empezaría a aprender con ellos al inicio de verano, los ratos libres en estas fechas se invierten en su mudanza.

Precisamente, a primera hora vuela ella a Francia y yo lo haré más tarde porque tengo que comprobar un asunto urgente de una misión.

—Nos vemos esta tarde —le beso la frente y la veo como se sube al coche que la llevará hacia su nueva vida.

Solucionado este asunto, automáticamente mi cabeza se centra en las nuevas noticias que recibí hace un par de días, las cuales me excitan desde el lado oscuro.

El asesino de Brina, o el corderillo delirante como yo lo llamo, se ha movido por fin de Palermo a nada más ni nada menos que a París.

¿Coincidencia? Por supuesto que no. Yo misma he ido moviendo los hilos y dirigiendo sus pasos para que los acuerdos que intentase hacer le llevasen a esta ciudad, más que nada porque se va a celebrar un baile en Versalles y no puedo dejar escapar la oportunidad que culminar mi plan de venganza por todo lo alto.

Matar varios pájaros de un tiro.

Tengo que contarle el plan a Dante antes de decirle que tenemos que volar a Francia a media mañana. Me cambio rápida, haciendo las maletas de los dos en tiempo récord, aunque tampoco es muy complicado, ya que no estaremos más de tres días allí y he enviado ropa al hotel si la llegamos a necesitar.

Hoy la central está más tranquila, tanto por las misiones activas como la ausencia de los soldados que se preparan para un examen de ascenso. No era broma lo que dije sobre que se acercaban operaciones complicadas, todas relacionadas con Claus y La Academia, y que se necesitaban de refuerzos cualificados, por eso hemos organizado una evaluación de ascenso. Para ellos es un privilegio trabajar con la unidad de élite, aunque puede que eso les cueste la vida.

PANDORA © (Sombras #1)Where stories live. Discover now