CAPÍTULO 40

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LUPERCALIA.

Pandora

Lupercalia... Una tradición de la antigua Roma que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos, quedando en el olvido con la caída del Imperio Romano... Hasta ahora.

Empezó siendo un ritual dedicado a los adolescentes. Se reunían en la gruta donde supuestamente fueron amamantados Rómulo y Remo, los fundadores de Roma. Al principio era un tanto sangriento donde mataban a una cabra, se purificaban con su sangre y celebraban un ritual para la fecundación, azotando las manos y la espalda de las mujeres que se prestaban a ese ritual.

Con el tiempo y la cultura de las brujas medievales, Lupercalia se convirtió en una festividad erótica. Eran tres días de celebración donde había una fiesta de emparejamiento y cortejo, culminando en el tercer día con la caza del hombre a su mujer en medio del bosque, uniéndose y entregándose a la pasión y el placer.

Nosotras retomamos ese último día, transformamos una finca parecida a la que se realizó la fiesta de máscaras donde conocí a Dante para adecuarla a la fiesta que celebramos. La colmamos de objetos y suministros con los que dejar llevar la lujuria que se respira en este evento.

Siempre espero ansiosa este día, no por hacerme un año más vieja, sino para poder ir a esta fiesta y disfrutar de todo lo que esta me ofrece.

—¡Feliz cumpleaños, Pandora! —gritan mis hermanos pequeños al lanzarse sobre mi cama, despertándome.

—Muchas gracias, mocosos —los abrazo y soplo la vela que trae Ángelo en un muffin cuando se sienta en el borde de la cama.

Ver a mi hermano mayor después de tanto tiempo separados digamos que es uno de los mejores regalos de cumple.

—Ha sido tu idea traerlos ¿verdad?

—Ellos querían felicitarte en persona y yo quería sacarlos de esa casa de los horrores. Bastante aguantan a Carina a diario como para soportarla en modo neurótica en vuestro cumple.

Emito una risa nasal al unirme a la crítica hacia nuestra hermana.

—¿Nos podemos unir al abrazo? —Luka y Valeria asoman la cabeza por la puerta de mi habitación.

Abro los brazos como respuesta. Valeria se pega a mí como un koala apoyando la barbilla en mi hombro.

—Feliz cumpleaños, mamá. Feliz veinticinco cumpleaños a mi ángel de la guarda —me susurra mi hija al oído tras darme un beso en la mejilla.

Rompe el abrazo pero yo la acuno en mis brazos como un bebé. Me hace gracia la situación del momento: yo recién levantada con una camisa robada de Dante y mis hermanos, Luka y Val en mi cama hablando entre ellos. Esto sí que es un buen día de cumpleaños.

—¿Sabes que Cayetana está preparando tortitas para desayunar? —dice Nicolás muy entusiasmado.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué no bajas y robas una antes de que desayunemos todos? —salta de la cama arrastrando con él a Val y Alexa. Luka niega y baja con ellos para poner orden, dejándonos a mi hermano mayor y a mí en mi cama.

Ángelo se acomoda en mi cama recostándose mientras yo me ajusto la camisa para que no se vea la desnudez que hay bajo esta y me peino el pelo con las manos.

—¿Así que griego, militar y de familia banquera? —eleva las cejas mirándome con esa cara.

—¿Algún problema con eso, hermanito? —me cruzo de brazos poniendo la misma cara que él.

—Ninguno. Te tengo envidia en realidad, hermanita. Quién pudiera ser tú para poder comer lo que te estás comiendo tú —se acerca a mí para coger una de las solapas de la camisa negra que le quité en Wonderland al poeta—. Debo suponer que esto es suyo. Encima tiene buen gusto el cabrón.

PANDORA © (Sombras #1)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon