PANDORA © (Sombras #1)

CAPÍTULO 25

TRAICIÓN.

Lía

Intento hacer parar a los coches que circulan ajetreados por las atestadas calles de la ciudad que nunca duerme y así cruzar el paso de peatones sin morir en el intento. Aunque, siendo sinceros, esa no era mi principal preocupación.

«Si me hago daño, Dante tendría que venir a visitarme y cuidar de mí, y eso, no es para nada una mala idea», me dice mi mente mientras cruzo al otro lado de la calle.

Últimamente mi humor y mi energía no ha sido la misma que era antes. Y todo por culpa de la víbora de Pandora. El descaro que tuvo para decirme en mi cara que se estaba acostando con mi marido y que seguirá haciéndolo sin importarle mi opinión, el saber que la distancia que hay entre él y yo es el motivo perfecto para seguir siéndome infiel, y saber que él la desea y disfruta de ella, me carcome por dentro y me nubla la razón.

Dante casi me repudió cuando viajé a Florencia para verlo. Me folló con brutalidad por lo ebrio que iba, pero llegué a disfrutarlo y deseé que no se pusiera protección. Tampoco recuerdo si la usó o no, pues entré en un trance tras hacerlo, dejándome lagunas de esa noche.

Ojalá que hubiera sido sin ella y así poder anclarme a él con algo que sería la mitad suyo.

Desde que me obligó a volver a Nueva York, centré todas mis energías en buscar a alguien con quien pudiera negociar y dar mi próxima jugada en contra de la puta que me está quitando a mi hombre.

En un principio, encontré al que pensaba que iba a ser el candidato perfecto para mi plan, incluso me reuní con el, sabiendo todos los riesgos y peligros a los que me exponía, pero aquella reunión no resultó como yo esperaba.

Lo llaman el rey de las sombras. Claus Sideris, el hombre más temido entre el mundo criminal, y el hombre que rechazó mi propuesta, alegando que no se iba a meter en una batalla que no sabría si iba a poder ganarla.

Literalmente, sus palabras fueron: "Por muy, pero que muy tentadora que suena la oferta, no me enfrentaría a alguien que me puede condenar al cielo, privándome de los placeres del infierno. Además, nadie se mete con ella y sale vivo de ello. Y, aunque no lo creas, aprecio mi poderosa vida lo suficiente para no sacrificarla por el estúpido y vacío sentimiento del amor".

La rabia e impotencia que sentí cuando escuché esas palabras me consumía. Ver como se me desmoronaba el plan perfecto que había trazado antes de su visita, me envenenaba la mente, llenándola de rabia y odio hacia la causante de todos mis problemas.

¿Tan peligrosa es como para que el mayor criminal conocido no quiera ni enfrentarse en su contra? Con cada persona que hablo me dice una versión de ella diferente a la que otra comenta. Todas ellas coinciden en que es alguien hermosa, cautivadora y de gran corazón, pero muy peligrosa si ves su cara B, lo que me lleva a pensar...

¿Quién es realmente Pandora Fiore?

Me obligo a volver a la realidad y a no seguir navegando por mis pensamientos inquietantes, centrándome en el lugar al que quería llegar cuando crucé la calle; el salón de té de la quinta avenida.

Pese a ser americana, desde pequeña me gustaba la cultura inglesa y en mi casa siempre había té inglés importado, lo que me llevo a desarrollar una sana adicción al té y a visitar con frecuencia estos lugares, convirtiéndolo en el sitio perfecto para citarme con mi plan B.

Nada más entrar, el olor de las diferentes infusiones se mezcla en el ambiente e invaden mis fosas nasales, sacándome una sonrisa por estar en mi lugar preferido.

Sorteo las pequeñas mesas colocadas siguiendo un patrón específico, buscando mi mesa habitual en una de las esquinas de la estancia, desde donde se puede observar todo el salón de té y a sus comensales de forma discreta. También válido para reunirte con criminales peligrosos sin levantar sospechas.