♥ Cuarenta y Tres ♥

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—¿Podemos hablar?— cuestionó al verme con un tono suplicante pero una expresión seria camuflando la necesidad.

No— negué fríamente— estoy con mis amigas— informé y volví a girarme para beber un poco del refresco de SeeA.

—¿Es ese el problema? Vale— dijo de espaldas a mí y pude sentir cómo aplicó presión sobre mi silla, tal parece que se apoyaba de ella— buenas, chicas ¿cómo están?— saludó agradablemente.

—De maravilla, Kim— afirmó sonriente Harin— un placer volver a verte, y en cuanto a Harmieh, puedes llevártela, nosotras hablamos después— indicó ajena a lo que ocurría entre nosotros.

La fulminé con la mirada y se encogió de hombros divertida.

—Creo haberte dicho que no quería hablar contigo, Kim— negué con molestia, con mi mirada puesta en la mesa.

—Y yo creí haberte dicho que me importa poco lo que me digas— contraatacó, podia sentir la tensión de las chicas.

Giré el rostro, encontrándome nuevamente con esa sonrisa victoriosa que formaban sus labios. Empujé la pared interior de mi boca intentando contener el enojo y me levanté del asiento de golpe para comenzar a caminar a un lugar alejado.

—Prometo que hablarán todo lo que quieran, pero ahora necesito hablar con ella— escuché que dijo detrás de mí, así que me detuve.

—No hay problema, Taehyung, sólo ve— indicó Harin tranquilamente.

Park Harin, si no sabes cállate.

—Gracias, tengan buen día— despidió simpáticamente y sentí sus pasos cada más cerca de mí, estando ya a mi lado habló— vamos.

Caminamos fuera de la cafetería, pero yo no tenía ni idea de dónde íbamos.

—¿Qué quieres decirme?— cuestioné una vez que me detuve.

—Hablemos en un lugar privado— indicó y nos dirigimos hacia el patio escolar, el cual estaba vacío porque la gran mayoría de los estudiantes estaban almorzando.

—¿Bien?— interrogué de brazos cruzados frente a él, con deseos de retirarme lo más pronto posible.

—Perdóname— imploró creando contacto visual conmigo.

El más intenso que hemos tenido.

Me dolía demasiado saber que sus palabras eran una mentira. De seguro sólo quería volver a verme mal. Por otro lado, quisiera que estuviera siendo sincero y volver a tenerlo cerca; toda una guerra entre mi orgullo y mi felicidad.

Percibí algo muy difícil de explicar. Mi mente jugaba en su contra, recordándome esas palabras frías que me dedicó aquel día. Pero sus ojos expresaban arrepentimiento.

No podía caer en su juego.

—No es tan fácil, Kim— negué dispuesta para irme, pero me detuvo, tomándome de los hombros y apegando mi espalda al árbol detrás de nosotros, donde me acorraló evitando que escapara.

—Por favor— suplicó frustrado.

Bajé la mirada evitando volver a conectar mis ojos con los suyos. Siento que estoy cayendo en una trampa, así que tendré que ser lo más fría posible, aunque duela.

—¿Qué tengo que hacer? ¿Qué quieres saber? ¿Cuánto tiempo necesitas? Déjame saber, pero dime que me perdonarás— cuestionaba sin detenerse a tomar aire siquiera, al notar mi silencio suspiro rendido y bajó la mirada.

Sus palabras me dieron una idea.

¿Te crees que eres el único que puede jugar?

Te perdono— expresé repentinamente.

Good Heart «김태형» ✓ EN EDICIÓNWhere stories live. Discover now