𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓼é𝓲𝓼

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― Amor, déjame explicarte. ― intentó tomar la mano de Joaquín, sintiendo un dolor terrible al ser rechazado ― Omega, por favor no me rechaces, mi Alfa aúlla por su Omega. 

Emilio se sentía muy mal, nunca había imaginado que sería rechazado por su Omega y menos que huiría de su toque, su Alfa se estaba volviendo loco, caminando de un lado al otro y aullando de dolor por ser el causante de ese sentimiento en su precioso Omega. 

― Te llamé, Emilio. Estaba preocupado por tí; pero me doy cuenta que estabas muy ocupado para atender mis llamadas. ― Joaquín se sentía destrozado, su Alfa le había fallado. 

Emilio, por su parte, estaba consternado por lo que su Omega decía, no había más Mailo ó Alfa ahora sólo era Emilio. 

― Mi amor, dime Mailo, no Emilio. 

― Es tu nombre, no veo el problema. ― el Omega lloraba, lentas lágrimas caían de sus ojos. 

― Omega, dame una oportunidad de explicarte. 

Joaquín quería escuchar la excusa del Alfa, pero también estaba muy dolido. Su pequeño ser estaba dividido en dos, las palabras de Andrés aún resonaban en su cabecita y el olor que ahora traía Emilio le indicaban que su ex novio tenía razón. 

― Andrés vino a verme ayer, luego de que te fueras y me contó lo que le habías pedido. 

El ceño de Emilio se frunció en confusión, cómo también sintió el enojo crecer al pensar qué mierda pudo haber salido de la boca de Andrés.

― ¿Vino a verte? Supongo que te dijo que discutimos ¿verdad? ― dió un suspiro cansado al recordar el encuentro con Andrés. 

― Entonces es verdad ― Joaquín sollozó y sus pequeños puños empezaron a golpear el pecho de Emilio ― Me engañaste, yo te había dicho que nuestros celos los pasáramos juntos y tú dijiste que no, que esperaríamos, pero nunca creí que buscarías a alguien que te ayudara. Soy tu Omega, Emilio. Yo debí ayudarte, no el Omega de quién traes el aroma, ¿Ó fue una Omega? ¿Quieres estar con una Omega ahora? Por favor, somos destinados. 

Con cada palabra sus golpes disminuyen, ahora llorando contra el pecho del Alfa, quién al ver el estado en el que se encuentra lo abraza, no tiene idea de qué es lo que dice su Bebé, está más confundido que al principio. Por lo que se limita a abrazar al menor, quién se separa de golpe dejándolo consternado. 

― No me abraces, no lo hagas mientras aún tengas su aroma ― hace un puchero al final. 

― Cielo, déjame explicarte. No estuve con nadie ayudando en mi celo. 

Joaquín levantó la vista hasta los cafés ojos de Emilio, encontrando nada más que sinceridad. 

― ¿No? ― Susurró bajito. A lo que el Alfa negó 

― ¿Qué fué lo que te dijo Andrés exactamente, Omega? 

― Me dijo que se habían encontrado y tú le preguntaste si sabía de algunos omegas fáciles para ayudarte en tu celo. Luego vino a decirme y yo te llamé, pero no me respondiste, pasé toda la noche esperando que lo hicieras y ahora vienes con olor a celo y a un Omega. Hace sentir mi corazoncito muy triste y dolido. ― feromonas de tristeza inundaban el ambiente, hipidos y sollozos acompañados de un puchero estuvieron presentes en el relato. 

― ¿Me dejarías explicarte lo que realmente pasó? ― preguntó con cautela, recibiendo un asentimiento por parte del Omega. 

Emilio suspiró aliviado, no desaprovecharia la oportunidad que su Omega le estaba dando. 

― Luego de dejarte en tu casa, me encontré con Andrés, comenzó a hacer comentarios ofensivos hacía tí. 

― Qué irrespetuoso ― interrumpió Joaquín. 

― Muy irrespetuoso, estoy de acuerdo. Me enojé mucho por eso, lo tomé de la camisa con la intención de golpearlo, pero empecé a sentir mi cuerpo arder, mi vista se nublaba y me sentía cada vez más caliente. Fué entonces que me dí cuenta que mi celo se adelantó, con el enojo de la Pizzería y lo que estaba pasando con Andrés, fueron el detonante para adelantarlo. Lo solté y supongo que fué cuándo vino a decirte todas esas mentiras. 

― Pero eso no explica el aroma a Omega ― al parecer el puchero ya era parte del rostro del Omega. 

― A eso voy, Omega. Luego de soltar a Andrés, llamé a mi madre para saber si podía ir a su casa y pasar mi celo allí, para que ella estuviera al pendiente de mí. Tomé un taxi al recibir una respuesta positiva por parte de ella, al llegar a la casa me topé con mi ex novio con la intención de hablar conmigo, a lo cuál me negué. Él me tomó del brazo y notó mi piel caliente, por lo que se ofreció a ayudarme en mi celo. 

Joaquín chilló, nuevamente las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, no sabía de dónde salían tantas. 

― Hey, amor. No llores, déjame terminar de hablar. 

― Pero, pasaste el celo con él. ― habló hipando. 

― No he dicho eso, Omega. Cómo decía, él se ofreció a ayudarme ― un nuevo sollozo salió del mejor, que cubrió su boca con sus manitas ― pero me negué, él insistió mucho, el calor se hacía cada vez más fuerte e insoportable. Por suerte mi mamá salió de la casa y vió en la situación que me encontraba, por lo que me liberó del agarre de mi ex novio y entramos a casa, me llevó a mi antiguo cuarto y me encerró en él. Ella me llevaba comida y agua, poniendo paños húmedos y fríos para contrarrestar el calor que sentía, ella fué quién estuvo conmigo, es el aroma de ella el que tengo. Me abrazaba mientras el calor del celo no estaba presente, para tranquilizarme, porque tenía tantas ganas de estar contigo, que fueras tú el que me acompañara y no mi mano. Hoy cuándo desperté más tranquilo, ví tus llamadas y mensajes, no lo pensé 2 veces y vine a verte; no tuve tiempo de tomar un baño, mi Alfa aullaba por estar contigo. 

Bien, ahora Joaquín se sentía muy tonto. Hizo un gran drama por nada, porque resulta que el aroma de Omega que tiene Emilio, es el de su madre. Nuevamente comenzó a llorar, ahora arrepentido. 

― Perdóname, Alfa. Dudé de tí, soy un mal Omega. ― se lanzó a los brazos del mayor. 

― No tengo nada que perdonar, Omega. No sabías nada y si la situación fuese al revés sé que también me sentiría mal. 

― Todo es culpa de Andrés ― una voz a sus espaldas sonó, habían olvidado por completo que se encontraban en la puerta aún ― Él fué quién inventó todo y usó algunas cosas a su favor. 

― Uberto, disculpa por lo que hice pasar a Joaquín ― se disculpó rápidamente al ver al padre de su Omega detrás de ellos. 

― Tonterías, hijo. No debes disculparte por nada, veo que ya está todo aclarado y es Andrés el culpable de todo. Por lo pronto, entra y date una ducha, creo que tengo algo de ropa que puede funcionar para tí. 

Bueno menos mal se arregló el dramita

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Bueno menos mal se arregló el dramita.

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Место, где живут истории. Откройте их для себя