𝓓𝓲𝓮𝓬𝓲𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

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Ambos Alfas caminaron hacía la sala de estar, en dónde Joaquín y sus hermanas los esperaban ansiosos.

- Emi, se tardaron demasiado - hizo un puchero con su pomposa boquita - ¿Qué tanto hacían? - ladeó tiernamente su cabecita hacía un lado - Mi pancita tiene hambre y estoy emocionado por empezar con las películas.

- Lo siento, Omega bonito. Estaba conociendo más a tu padre - estaba tan malditamente enternecido por la actitud y comportamiento del menor, cómo siguieran así, pronto tendría un coma diabético de tanta dulzura que emanaba Joaquín.

- ¿Podemos empezar ya, Papá? - ésta vez fue Peyton la que preguntó - También tengo hambre y tenemos muchas películas preparadas.

- Claro, cachorra. ¿Dónde se metió su madre? No podríamos empezar sin ella ó nos mataría - hizo una imitación de ser estrangulado, causando estruendosas risas por parte de sus cachorros. Él haría todo por tener esas bellas melodías por el resto de su vida.

- Oigan, no pueden empezar con la diversión sin mí.

Elisabeth salió de la cocina con una bandeja llena de vasos y unas gaseosas entre sus brazos, maniobrando para que no se le cayeran; Emilio a paso apresurado se acercó a ayudarla, recibiendo una sonrisa cómo agradecimiento.

La tarde consistió en muchas películas de Disney, todas elegidas por Joaquín y sus hermanas, claro está. Algunas de comedia romántica por parte de Elisabeth, que descubrió que Emilio era fan. Uberto no tuvo voz ni voto al momento de elegir, nadie quería ver películas de suspenso y misterio, él aún no entendía el porqué de eso, si esas eran las mejores y mucha pizza.

El Alfa disfrutaba de ver cómo las mejillas de Joaquín se volvían regordetas por tanta pizza y las comisuras de sus labios se manchaban con salsa; cantaba a todo pulmón las canciones de las películas, siendo las de Aladin sus favoritas. Una imagen digna de apreciar, sin duda. Emilio disfrutó de la tarde, se sentía ya parte de la familia Bondoni.

Ahora se encontraban en la habitación del Omega, recostados en el suelo con sus pies en la pared

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Ahora se encontraban en la habitación del Omega, recostados en el suelo con sus pies en la pared.

- Me divertí mucho hoy - comentó con voz ronca Emilio.

- Yo también, Mailo. Realmente les agradas a mis padres y hermanas.

- Oh, ¿Solamente a ellos? Vale, entiendo. Es mejor que me vaya - dijo bromeando mientras hacía el amago de levantarse.

Joaquín entró en pánico, no era eso lo que quería decir, su Omega se volvió un poco loco con la simple idea del Alfa yéndose así de la habitación. Rápidamente lo tomó del brazo mientras se subía sobre él, quedando sentado sobre su abdomen con las manos en su pecho.

- ¡NO! No te vayas, no quise decir eso. A mí también me agradas, más que a ellos; por favor quédate, Alfa. - pequeñas lágrimas se asomaban en sus preciosos ojitos, un puchero era el complemento perfecto de la imagen ante los ojos del contrario.

Emilio no contaba con que el menor no entendiera que estaba bromeando, así que cómo pudo se levantó, causando más temor en el pequeño Omega sobre él, pensando que se iría; lo siguiente que supo fué que Joaquín estaba soltando pequeños sollozos y su aroma se estaba volviendo picante debido a la tristeza, él no quería eso. Su Alfa gruñía por calmar a su Omega. Cómo pudo se sentó y abrazó fuertemente al pequeño entre sus brazos, dando pequeños besos en su cabello, bajando por sus mejillas mojadas y saladas por las lágrimas, luego fué a la mandíbula del pequeño hasta llegar a su cuello; ahora era su Alfa el que actuaba, tratando de controlar al Omega, no quería verlo triste. Poco a poco el Omega dejó de soltar chillidos y sollozos, fué calmando su respiración, ahora sólo pequeños suspiros salían de su boquita; tenía sus ojitos cerrados e inhalaba entrecortadamente. Fué entonces que el mayor se dió cuenta de lo que pasaba, lo había marcado con su aroma y solamente así fué cómo se calmó el Omega en sus brazos.

- Mi pequeño bebé. Estaba bromeando, no me iría de tu lado nunca. - siguió dando pequeños besos en las mejillas del menor.

- Creí que lo decías enserio. Tuve mucho miedo, Alfa bobo. - sorbió su naricita, que se encontraba ligeramente roja por el reciente llanto.

- Perdóname, Omega. No era mi intención causar tu llanto, quiero que tengas todo menos tristeza a mi lado.

Seguía marcándolo con su aroma, no debería, lo sabía, pero era lo que ambos necesitaban en ese momento. Joaquín se volvió más dócil entre sus brazos, soltaba pequeños ronroneos de felicidad, su nariz voló rápidamente a la fuente de aroma del mayor. Pequeños quejidos salían de su boquita, no entendía lo que pasaba, pero se sentía seguro en el regazo del Alfa. Su Omega se sentía pleno con la compañía del contrario y fué entonces cuándo la razón llegó a él.

- Eres mi destinado - susurró un poco adormilado todavía, no era una pregunta, era una afirmación.

- Así es, Omega. Lo supe desde el momento en que te ví, pero en ese momento no quería presionarte a nada, en ese ni en éste momento - aclaró, después del reciente suceso comprendió que su Omega tomaba todo lo que se le decía literal - y estabas con Andrés, no me interpondría en una relación y menos en una tan larga cómo la que ustedes tenían, sin importar que eras infeliz. Y decidí que tú sólo te dieras cuenta.

- Aún no es tarde ¿Verdad? - lo vió con esos ojitos tan inocentes, que lo único que deseaba era estrellar sus labios contra esa pomposa boquita brillante que tenía el Omega.

- Claro que no, bebé. Pero iremos lento ¿Te parece? Quiero que nos conozcamos mejor, saber absolutamente todo de tí y tú de mí. Luego iniciar un cortejo, uno dónde pueda llenarte de regalos, de flores, de todo lo bueno en éste mundo. - susurró mientras acariciaba tiernamente las mejillas de Joaquín.

Una enorme sonrisa se extendió por el rostro del menor, acompañado de ojitos brillantes y un sonrojo que llegaba hasta sus orejas.

- ¿Me cortejarás? - realmente estaba emocionado con la idea de ser cortejado, él sabía que era parte fundamental de una relación. Y que su Alfa fuera el primero y el único que lo cortejaría hacía que la emoción burbujeara más en su interior.

- Claro, amor. Prometo que será mejor que tu cortejo anterior.

- No he sido cortejado, Alfa. Andrés nunca lo hizo, sólo me pidió que fuéramos novios.

Emilio se emocionó por lo que le dijo el menor, él sería el primero de muchas cosas en su vida. Su Alfa hinchó el pecho con orgullo.

- Me alegro de ser el primero, precioso. - una sonrisa se extendió por su rostro.

Joaquín no pudo resistirse, de verdad que lo intentó. Pero tanto él cómo su Omega lo pedían, así que sin pensarlo más, inclinó un poco su rostro y besó la sonrisa del Alfa; dejándolo en shock, se alejó lentamente para ver cómo Emilio tenía los ojos muy abiertos y su boca ligeramente abierta y labios brillosos, nuevamente no pudo resistirse y volvió a inclinarse a la boca del Alfa, creando así un suave y tierno beso, que claramente fué correspondido por el mayor.


 Pero tanto él cómo su Omega lo pedían, así que sin pensarlo más, inclinó un poco su rostro y besó la sonrisa del Alfa; dejándolo en shock, se alejó lentamente para ver cómo Emilio tenía los ojos muy abiertos y su boca ligeramente abierta y labios...

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Awwww ya hubo primer beso y Joaco se dió cuenta que son destinados.

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Where stories live. Discover now