𝓓𝓲𝓮𝓬𝓲𝓷𝓾𝓮𝓿𝓮

617 64 29
                                    

1/3

― ¿Tu Omega? Vamos Joaco bebé, dile quién es tu Alfa.

― Mi Alfa es Mailo, él es mi destinado ― aún se encontraba nervioso y con miedo, pero la sonrisa tranquilizadora que le dió Emilio bastó para tomar más confianza ― Y tú, Alfa tonto y borracho no vendrás a decir que soy tuyo ― dió un pisotón en el suelo para demostrar su enojo.

― Ya lo escuchaste, así que no te pongas en más vergüenza y vete. ― un sólo empujón y Andrés cayó de espaldas.

― Espero que ésto no vuelva a repetirse, Andrés; De ser así me veré obligado a llamar a la policía. ―  Uberto habló tranquilo, pero autoritario.

― Bien, quédate con éste intento de Alfa ―  dijo viendo despectivo a Emilio.

― Mi Alfa, no es ningún intento de Alfa.― un gruñidito salió de la boca de Joaquín ― Él es un Alfa completo, el mejor de todos.

Emilio tuvo que sostenerlo de la cintura, porque el pequeño Omega tenía toda la intención de atacar a Andrés. Podría ser una imagen graciosa, un pequeño Omega, furioso, tratando de atacar a un Alfa ebrio. Pero Emilio no se arriesgaría a que algo malo le pasara a su Omega.

― Suéltame, Alfa. Tengo que darle su merecido a éste tonto ― intentaba alcanzar a Andrés, sus pequeñas manos formaban puños que eran lanzados en dirección del mencionado que veía con asombro a Joaquín.

― Creo que le ha quedado muy claro que no debe acercarse nuevamente a tí ¿Verdad, Andrés? ― le lanzó una mirada furiosa.

― Bien, me iré. Por ahora ― dando media vuelta se fué de la casa Bondoni.

― Ves bebé, le diste mucho miedo que se ha ido ―  acarició las mejillas de su Omega.

― Soy muy rudo, Emi. Doy miedo.

Frunció su ceño e hizo puños poniéndolos en modo de ataque, Emilio puso cara de susto y alzó las manos en modo de rendición.

― Por favor no me golpees el rostro, soy muy guapo y joven para morir en manos de un Omega tan rudo cómo tú ―  suplicó en modo de broma.

― Tranquilo Mailo, a tí no te golpearia. Alfa bobo. ― dió unos golpecitos en su hombro.

Uberto y Elisabeth soltaron unas risitas ante tal escena, definitivamente eran una pareja muy tierna.

― Vamos adentro, chicos y olvidemos éste desastroso momento.

― ¿Viste cómo me tuvo miedo, Mamá?.

― Claro, cachorro. Hasta yo tuve miedo por un momento; creí que lo golpearías y lo dejarías moribundo. ― Elisabeth le siguió la corriente, su bebé al fin estaba enfrentando su temor y no haría nada para detener eso, una pequeña mentira no haría daño.

Si Uberto y Elisabeth notaron el aroma de Emilio en Joaquín, no mencionaron nada.

Estaban de nuevo en la habitación del menor, ya era tarde, pero ninguno quería despedirse

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Estaban de nuevo en la habitación del menor, ya era tarde, pero ninguno quería despedirse. Emilio moría por besar nuevamente a Joaquín, pero haría todo bien, en su tiempo, quería ganarse el honor de poder besar esa pomposa boquita. Joaquín estaba hablando de algo, que para ser sinceros, el mayor no estaba escuchando. Se perdió en el bello sonido de su voz, en cómo sus delgados labios se movían al decir las palabras. Soltaba pequeñas risitas que juraba era ese el sonido que se escuchaba al ser recibido en el maldito paraíso, esas pestañas que se batian lentamente, casi cómo un llamado sensual para ver sus ojos ambarinos, las diminutas pecas que adornaban su rostro, que gracias a la poca distancia que existía entre ellos, podia apreciarlas.

En un momento, Joaquín dejó de hablar; su rostro se tornó de un ligero color rojizo, la intensa mirada que Emilio le dedicaba lo había hecho sonrojarse.

― Basta, Alfa. Me sonrojas ― tapó su carita con ambas manos.

― ¿Lo hago?.

― Sí y mucho ―  aún seguía escondido entre sus manitas.

― ¿Porqué tan bello Omega se sonroja? ― intentaba quitar las manos del rostro de Joaquín, más era imposible, y no lo forzaria ya que podría lastimarlo.

― Me ves mucho y haces que mi pancita sienta cosquillitas y me ponga muy rojito.

― Te veo porque eres tan hermoso que pareces irreal ―  su voz era un susurro, cómo si no quisiera que nadie más, aparte de ellos lo escuchara.

― No soy hermoso, soy común. Hay Omegas más lindos que yo.

― Permiteme dudarlo, porque no hay Omega más lindo que tú. Me siento tan afortunado de que seas mío.

- Tuyo, Alfa.

Hola mis criaturas aquí os dejo un mini maratón

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola mis criaturas aquí os dejo un mini maratón.

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora