𝓣𝓻𝓮𝓬𝓮

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La tarde consistió en Joaquín y Emilio haciendo castillos de arena y comiendo. Se quedaron para poder ver el atardecer, Alfa y Omega se encontraban sentados en la manta sobre la arena, los castillos de arena que habían hecho con anterioridad aún seguían en pié. Comieron hasta saciarse, ahora el menor estaba recostado sobre el pecho del mayor.

Emilio podía oler el dulce olor que el omega tenía, su nariz cepillaba los cabellos de Joaquín, mientras con sus manos acariciaba sus brazos. La imagen de una pareja de enamorados para cualquiera que los viera, sólo que no lo eran, por ahora. Claro está.

― Gracias por ésta salida, Emilio. La pasé de maravilla ― habló bajito Joaquín ― Ahora me doy cuenta de cuan equivocado estaba, no es normal que un Alfa maltrate a un Omega y menos si es su novio. Era muy tonto por permitir que Andrés lo hiciera. ― Las feromonas del menor poco a poco empezaron a salir con aroma a tristeza, cosa que volvió un poco loco al Alfa.

― No estés triste, pequeño. Es bueno que te dieras cuenta, ahora ya sabes que eso no es normal y no lo permitirás nuevamente. ¿Verdad? Yo te trataré tan bien, que te olvidarás que ese inútil fué tu novio alguna vez.

Joaquín volteó su cuerpo para poder estar de frente con Emilio.

― Prometo que mientras estés a mi lado nada vá a pasar pequeño y dulce Omega ― Emilio lo dijo en un tono suave y ronco que Joaquín no dudó que decía la verdad.

― Te creo, Mailo ― soltó una tierna risa que tapó con sus manitas para que el Alfa no viera su sonrojo ― Eres muy lindo, El Alfa más lindo que mis ojitos han visto.

Y con eso Emilio supo que haría todo para cuidar y proteger al pequeño Omega frente suyo y en un futuro no muy lejano hacerlo Suyo, Su Omega.

― Eres muy tierno, dulce Omega. ― dejó un beso en su frente. Era claro que quería besarlo, pero no lo haría aún. Deseaba respetar al pequeño, demostrarle que existen buenos Alfas, no cómo la escoria que antes tenía por novio. ― Ya deberíamos regresar, pequeño. Prometí a Elisabeth llevarte temprano a tu casa.

― Está bien, vamos.

Tomaron sus manos para volver al auto, el regreso a la casa del menor fué muy tranquilo

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Tomaron sus manos para volver al auto, el regreso a la casa del menor fué muy tranquilo. El Omega se encontraba dormido con su cabeza recostada en la ventana. La mano de Emilio reposaba respetuosamente en la rodilla de Joaquín. Lover de Taylor Switf sonaba muy bajito en el radio, creando un ambiente tranquilo y relajante. Al llegar a la casa del Omega, Emilio trató de despertarlo, cosa que fué imposible y no tuvo de otra que cargarlo hasta la puerta. Cómo pudo tocó y esperó que alguien abriera.

― Emilio, pasa adelante ― saludó Elisabeth, algo confundida al ver a su hijo en los brazos del Alfa.

― Se quedó dormido en el camino, no quiso despertar y decidí cargarlo para no interrumpir su sueño ― explicó a la pregunta no formulada de la madre del Omega ― si me indicas en dónde está su habitación podría llevarlo y dejarlo descansar.

― Claro, sígueme.

Ambos subieron las escaleras, hasta llegar a una puerta de madera de color blanco con una J de brillantina pegada en ella, Elisabeth abrió la puerta y dejó que el Alfa con su hijo en brazos pasara. Fueron recibidos por paredes pintadas de un delicado color lila, todo pulcramente ordenado y limpio. Con el olor del menor en el ambiente. El Alfa dejó al Omega en la enorme cama en el centro de la habitación, Elisabeth se apresuró a cubrirlo con una pequeña manta. Una vez asegurados que el menor estaba cómodo, ambos salieron y bajaron a la sala de estar.

― Emilio, querido, me gustaría tener una conversación contigo. ― dijo Elisabeth una vez que ambos se encontraban en el piso de abajo.

― Claro Elisabeth ― estaría mintiendo si dijera que no se asustó, pero trató de no demostrarlo.

― Tomemos asiento, por favor ― señaló los sofás, tomando asiento, seguida por Elisabeth para estar cara a cara. ― lo que quiero hablar contigo es respecto a mi Joaco, él ha sufrido mucho por parte de Andrés, porque no merece ser llamado Alfa, es algo que le queda muy grande. Mi hijo es muy inocente y noble, él pensaba que no nos dábamos cuenta de todo lo que le hacía ese patán, evidentemente lo hacíamos, muchas veces tratamos de hacer que recapacitara y lo dejara. Estoy agradecida que finalmente lo haya hecho. Pero no quiero que vuelva a sufrir, es por eso que quiero preguntarte, ¿Cuáles son tus intenciones con él?.

Otro capítulo mis criaturas

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Otro capítulo mis criaturas

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Where stories live. Discover now