El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse

𝓠𝓾𝓲𝓷𝓬𝓮

Joaquín se despertó un tanto desorientado, el último recuerdo que tenía era de él y Emilio en el auto del mayor, regresando de su viaje a la playa. Inconscientemente sonrió ante tal recuerdo. El día anterior fué uno de los mejores, ni con Andrés en sus 4 años de relación se había divertido tanto cómo lo hizo con Emilio. Tomó una ducha y bajó al comedor dónde supuso ya estaba el resto de su familia desayunando.

― Buenos días, familia ― un Joaquín muy sonriente saludó ― muero de hambre ― dijo para después sentarse a comer.

Nadie pasó por alto el buen humor del omega y menos el alfa de la casa que no aguantó la curiosidad y decidió indagar un poco.

― ¿Cómo te sientes, cachorro? Me enteré que terminaste con Andrés.

― ¿Ah? ― dijo con la boca llena de comida, su mami había preparado su desayuno favorito, huevos revueltos con tocino, hot cakes con un toque de vainilla y jugo de naranja, su pancita sin duda estaba feliz ― Sí, ayer terminé con él. Me dí cuenta que no era para nada lo que imaginaba, me tomó un poco de tiempo darme cuenta, pero lo logré ― habló una vez había tragado todo lo que tenía en su pequeña boca.

― Me alegra saber que por fin te diste cuenta de eso, yo nunca quise interponerme en su relación, pero sin duda sabes que nunca estuve de acuerdo con ella.

Y eso era verdad, desde un comienzo Uberto supo que esa relación no duraría mucho. Pero si duró más de lo que esperaba, 4 años en los que veía a su pequeño hijo sufrir, su alfa y él estaban de acuerdo que tenían que darle una buena lección al idiota que hacía llorar a su cachorro. Pero su omega siempre estaba para darle los mejores consejos y hacerle saber que tenía que dejar madurar a Joaquín.

― Todos dicen eso ― hizo un pequeño puchero ― pero ahora estoy mejor, Mailo me ayudó a distraerme ayer ― una pequeña sonrisa apareció en su rostro, acompañado de un pequeño sonrojo.

― ¿Mailo? Es un nuevo amigo tuyo, supongo ― oh, claro que sabía quién era ese tal Mailo, Emilio, había dicho su omega que se llamaba. Le puso al tanto de todo, por supuesto, pero quería escuchar de la boca de su cachorro todo.

― Es mi nuevo amigo, es un Alfa muy lindo, tiene unos bellos ojos y una hermosa sonrisa ― soltó un suspiro enamorado, luego se dió cuenta y carraspeó tratando de recomponerse ― también es muy amable, mami ya lo conoce, también mis hermanas ¿Verdad?.

Claramente las hermanas de Joaquín se divertían con la situación, el Omega parecía un tonto enamorado de Emilio.

― Sí, papá. Él es muy amable ― dijo Ren tratando de liberar a su hermano de tan vergonzosa situación.

― ¿Qué dicen si lo invitamos a pasar la tarde con nosotros? Hoy es día de pizza y películas, así podría conocer a tan encantador Alfa del que hablan.

―¿Enserio, papá? ― no quería sonar tan ilusionado con la idea de tener a Emilio en su casa, por favor a quién quiere engañar, estaba tan emocionado por ver nuevamente al Alfa.

― Muy enserio, vamos llámalo y dile que venga a pasar una tarde con ésta loca familia.

Joaquín chilló emocionado y se levantó de la mesa corriendo a su habitación para poder hablar con Emilio.

―¿Qué es lo que planeas, Alfa? ― preguntó Elisabeth con una sonrisa en su rostro.

― Conocer a Emilio, cachorras, vayan a sus habitaciones y piensen qué películas quieren que veamos, una cada una, no se excedan ― aclaró al ver que sus hijas desbordaban emoción.

Una vez ambos padres estaban sólos, el Alfa habló nuevamente.

― Tengo algunas sospechas y quiero aclararlo con mis propios ojos, dices que Emilio siente que Joaquín es su omega, puede que Joaquín aún no lo sepa, pero su omega sí. Y eso es lo que quiero ver hoy, también notar si es tan buen alfa ó simplemente está fingiendo cómo Andrés lo hizo.

― No tienes de qué preocuparte, he hablado con Emilio y sé que no finge.― abrazó a su Alfa.

Joaquín se encontraba muy emocionado, no sabía cómo invitar a Emilio para que fuera a su casa, vamos Joaquín piensa, ¿Un mensaje? ¿Una llamada? Decidió que lo mejor sería una llamada.

Un pitido

Dos pitidos

Tres pitidos, comenzaba a desesperarse.

Al cuarto pitido, su emoción era remplazada con decepción, eso hasta que escuchó una voz ronca del otro lado de la línea.

― ¿Joaco? Buen día, Omega.

― Hola, Emilio. Buen día para tí también.

― ¿A qué debo el honor de tu llamada, bonito?

― Oh sí, eso, uhm yo, ¿Te gustaría venir a mi casa para una tarde de pizza y películas?

― Por supuesto, Omega. ¿Debo llevar algo?

― No, no te preocupes por eso. Papá se encarga de tener lo necesario para éstas tardes.

― ¿Tu padre?

― Sí, fué mi padre el de la idea de invitarte.

Buenas aquí les dejo un nuevo capítulo.

Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.