𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓬𝓾𝓪𝓽𝓻𝓸

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Ambos omegas suspiraron con alivio al notar a sus Alfas llegar, esos amigos los estaban molestando en gran manera, al punto de hacerles sentir incómodos.

― Alfa ― lloriqueo Joaquín, a lo que Emilio rápidamente caminó hasta él. Dejando la pizza en la mesa, pero el Alfa rubio teñido le impidió el paso. 

― Estábamos bien sin ustedes, pero gracias por las pizzas. ― una sonrisa burlona apareció en su rostro. 

― ¿Te parece bien coquetear con Omegas que ya tienen Alfas? ― Eduardo estaba muy enojado. 

― Lindo, yo podría hacerte una marca mejor que esa ― el Alfa peliazul habló, llevando sus dedos a la mordida de Niko, con la intención de tocarla. 

Niko soltó un chillido de miedo, se sentía incómodo con la idea de que alguien que no fuese su Alfa tocara su marca. Eduardo vió todo rojo luego de eso, se abalanzó contra el Alfa y gruñó, fuerte y claro. Lo tomó del cuello y lo alejó de su Omega, empezó a golpearlo, sus feromonas llenaron el ambiente rápidamente, alertando a todos en el lugar. No escuchaba nada, lo único que tenía en mente era matar a golpes al idiota que se atrevió a siquiera pensar tocar a su pareja. Mátalo, hizo sentir incómodo a nuestro Omega. Su Alfa estaba igual de mal que él, ahora su lado animal estaba a luz. 

El rubio salió corriendo luego del gruñido de Eduardo. Cobarde, pensó Emilio, quién ahora sostenía a Niko entre sus brazos, con su cabeza escondida entre su pecho, para que no viera la escena frente a ellos. Niko lloraba en posición fetal, cubriendo sus oídos del sonido de los golpes. Eduardo no se veía con la intención de parar, golpeaba una y otra vez el rostro ya desfigurado del otro Alfa, no fué hasta que su Omega chilló para él que pudo parar. 

Nadie se había interpuesto a la pelea, claramente era una pelea de machos. 

― Ya amor, aquí estoy. Todo está bien, chiquito. Tu Alfa está aquí, cachorro. ― Eduardo lamía las lágrimas que salían sin intención de parar de los ojos verdes de Niko. Fué dejando pequeños besos por todo su rostro, sus párpados, sus mejillas y bajó hasta su cuello, al lugar de su marca la besó y lamió. Robando un suspiro de un Niko más tranquilo, lo marcó con su aroma. 

― Será mejor irnos ― susurró Emilio a la pareja, tratando de no alterarlos. 

―Sí, creo que será lo mejor. 

Eduardo tomó entre sus brazos a su Omega y empezó a caminar hacía la salida, con Emilio y Joaquín detrás de ellos

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Eduardo tomó entre sus brazos a su Omega y empezó a caminar hacía la salida, con Emilio y Joaquín detrás de ellos. 

― Quizá en otra ocasión podemos salir los 4 ― habló Eduardo una vez fuera del lugar ― sin inconvenientes ― Hizo una mueca. ― Espero que puedas tranquilizar a Joaquín ― señaló al Omega que aún estaba escondido en su pecho. 

― Claro, Eduardo. Adiós, me cuentas cualquier cosa ― se despidió ― espero que Niko se encuentre mejor pronto. 

― Espero. Nos vemos pronto, Joaquín. 

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu