𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓮

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Luego de esa tarde, Joaquín estaba muy meloso con Emilio; el mayor no se quejaba. Al día siguiente, el Alfa fué por el Omega a la escuela, causando un revuelo entre las y los omegas. Un Alfa universitario y guapo en la salida, no se veía todos los días. 

Es muy guapo.

― ¿Por quién vendrá? 

― ¿Tendrá Omega? 

― ¿Crees que consiga su número? 

Joaquín quiera ir y decirles a cada Omega que cuchicheaba sobre Emilio que él era su Omega, que no tienen ni la más mínima oportunidad con el Alfa rizado.

― Amigo, cálmate. Creo que te saldrá humo por las orejas ― Niko se divertía de ver a su pequeño amigo enojado. Tenía sus manitas en puños y su ceño muy fruncido, un puchero estaba en su boquita. Y que decir de su aroma.

― Todos esos Omegas feos no tienen que ver a mi Alfa, es mío.

― Pues hazles saber que es tuyo ― sugirió el de lunares ― que les quede claro que no tienen oportunidad.

Joaquín le contó todo con lujo de detalles a Niko, desde la tarde de películas, el descubrimiento de que Emilio es su destinado, el beso, hasta el enfrentamiento con Andrés.

Niko estaba literalmente brincando cuándo se lo contó, hacía expresiones tan graciosas, su mandíbula hubiera tocado el suelo de no ser porque estaba pegada a su cuerpo. Se emocionó al saber que su mejor amigo sería cortejado y que pronto tendría una marca justo cómo la de él. Estaba tan feliz por su amigo, ahora sí estaba con un hombre muy bueno, tenía al Alfa ideal a su lado. 

― ¿Cómo puedo hacerlo? ― ladeó su cabecita hacía un lado. 

― Vé con él y dale un beso. Que todos lo vean ― le persuadió con una sonrisa pícara. 

Joaquín tapó su boquita con ambas manos, se sonrojó de sólo pensarlo. 

― Está bien ― dijo no muy seguro. 

Con pasos lentos se fué acercando a su Alfa, pero los comentarios seguían; pronto vió a una Omega rubia queriendo llegar a Emilio, todo su cuerpecito ardió en celos al ver cómo la rubia acomodaba sus pecho de manera que fueran más visibles, su Omega le pedía reclamar a su Alfa. Así que apresuró su paso y llegó hasta el Alfa, quién lo recibió con los brazos abiertos.

Cómo pudo trepó sobre su cuerpo, enrollando sus piernitas a la cintura de Emilio, quién lo sostuvo por los muslos, lo siguiente que sintió el Alfa, fué los labios del Omega sobre los suyos. En un beso diferente al del día anterior, éste era posesivo y demandante. En el fondo se podía oír la risa de Nikp con un "Ese es el Alfa de mi amigo, perras" y los jadeos sorprendidos y decepcionados del resto de omegas. Una vez que se habían separado, Emilio habló.

― Hola, Omega ¿Qué pasa?. 

― Todos te veían, querían hablarte y me enojé, entonces los llamé feos, pero no era mi intención. Y luego esa rubia venía hacía tí; mi Omega y yo nos pusimos aún más celosos ― todo eso fué terminado con un puchero tierno. 

― Mi pobre bebé, sólo tengo ojos para tí.― comenzó a dar besos en su cuello, justo dónde en algún momento estaría su marca. Cuándo algo lo dejó desconcertado, Joaquín lo estaba marcando con su aroma.

Separó su rostro del cuello del Omega y Joaquín aprovechó a esconder el suyo en su cuello ahora, se removia un poco, tratando de marcarlo con su aroma lo más que le fuera posible.

― Ahora hueles a mí, nadie se vá a acercar a tí ― dijo cómo todo un bebé consentido que era.

― Amigo, cuándo te dije que les dejaras en claro que era tu Alfa, no me refería a que dieras todo un show frente a la escuela ― comentó Niko entre risas.

― Hola, Niko. Me alegra verte ― saludó Emilio.

― Hola, Emilio. Joaquín ya me contó todo, déjame decirte que estoy tan feliz por ustedes.

― Gracias, si no te molesta, Joaquín y yo nos iremos, no creo que quiera quedarse más tiempo ― comentó viendo que su Omega no se separaba de su cuello, dejando besitos y susurrando mío cada cierto tiempo.

― No sabía que fuera tan posesivo ― rió el Omega. 

― Yo tampoco, pero para ser sinceros me agrada.

― Alfa, casa. ― gimoteó Joaquín, realmente se quería ir.

― Ya vamos, bebé. Adiós, Niko. 

― Adiós, chicos.

El Alfa caminó con su Omega entre sus brazos, su pequeño no pesaba en lo absoluto, tendré que darle una dieta saludable se dijo a sí mismo. Que pequeño celoso, mimoso y posesivo tenía por Omega, pero le encanta. 

― Mío ― seguía susurrando Joaquín, ahora dejando marquitas en el cuello del Alfa, una cerca de su fuente de aroma. 

― Sí, Omega. 


 

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Seguimos con el maratón.



Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.

El Alfa Ideal // Adaptación Emiliaco Omegaverse Where stories live. Discover now