¡Hora de desayunar!

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Perspectiva de ____: 

Nick y yo llegamos juntos al jardín, en donde una gran mesa se encontraba ocupada por casi todos los miembros de la familia, los cuales se encontraban charlando y no habían notado nuestra presencia. Al lado otro tablero repleto de comida nos esperaba para empezar a desayunar.

-Buenos días a todos.- saludó mi hermano, ante la voz desconocida todos giraron en torno a nosotros, al mirar bien a quien tenía al lado, la sorpresa se dibujaba en sus rostros.

-¿Nick? Que grande estás por dios, por favor, visítanos más seguido, así nos acostumbramos al cambio.-dijo Julieta abrazándolo, cosa que su esposo, cuñado y hermanos hicieron también, luego fue saludado por Luisa, que de un abrazo lo levantó del piso.

-Uh, bien.- dijo recobrando el aire mientras acomodaba su ropa.-¡Hola Mira! Creciste muchísimo.- mencionó cuando se encontró a la chica de lentes verdes, besó su mejilla y al levantar la vista, notó que aún quedaban un par de personas por saludar, por mi parte solo me senté junto a Mirabel.

-¿Qué hay Cam?- saludó, el rizado simplemente saltó hacia los brazos de mi hermano y rodeó su espalda con los suyos, luego cambió de forma y ahora dos Nick se encontraban hablando. El chico más joven volvió a su forma original y se sentó frente a mí, dedicándome una sonrisa.

-¿A quién tenemos por aquí?- preguntó mientras se agachaba para quedar a la altura de Toñito, el cual tenía a Pico, el tucán, sobre su hombro.-¿Cómo estás Antonio? Quizá no me conozcas pero...

-Sí te conozco, eres Nick, el hermano de ____, eres profesor de historia y también de literatura, vives en Londres y le mandas libros nuevos a tu hermana todos los meses.- interrumpió el niño con una clara y concisa descripción del adulto joven que tenía enfrente, este último estaba con la boca abierta, no podía comprender como un niño de tan solo cinco años podía hablar tan claramente de él sin que lo conociera.

-Bueno, veo que te han dicho bastantes cosas de mí, por lo que creo que te mereces el regalo que te traje.- la cara de Toñito se iluminó al mencionar la palabra regalo. -Cuando terminemos de desayunar vienes conmigo y te lo enseño.

Después de eso todos nos sentamos en la mesa, esperábamos a que Isabela llegara para empezar a comer, hasta que por fin la puerta de Casita se cerró.

-Buenos días.- saludó la chica mientras se dirigía hacia su lugar con una inexplicable sonrisa, me pregunté de inmediato que la habría puesto tan feliz de repente.-¿Cómo se encuentran tod...- Isabela no terminó la pregunta ya que se quedó mirando fijamente a mi hermano, luego giró su cabeza y comprobó si esta no era una broma de mal gusto de Camilo.

-Si Camilo está sentado junto a mí, y esto no es un sueño. ¿Cómo llegó aquí el chico lindo y misterioso con el que me choqué esta mañana?- pude sentir los nervios de mi hermano recorrer todo su cuerpo, de repente la joven dirigió su vista hacia mí.

-Un momento... Ustedes dos son muy parecidos.- dijo señalándonos mientras levantaba una ceja. -¿Nick?- agregó torciendo un poco su cabeza hacia la izquierda.

-Aplaudamos, por fin se dio cuenta.- dijo Camilo mientras rodaba sus ojos. -¡Ay!- se quejó cuando Isabela le soltó un golpe en la cabeza.

-Si Isabela, soy yo.- respondió mi hermano riendo, la chica sonrió y se sentó frente a él. Comenzamos a desayunar y en el caso de Nick, a contestar preguntas.

-¿Por qué viniste aquí a Encanto, Nick?- cuestionó Agustín mientras se servía un poco de jugo en su caso.

-Algunos amigos tenían que hacer expediciones históricas aquí en Colombia, por lo que decidí venir con ellos y así poder visitarlos a todos.- contestó mientras llevaba un pedazo de comida hacia su boca.

-¿Por cuánto tiempo te quedarás?- preguntó Julieta, eso era cierto, no sabía hasta cuando se quedaría mi hermano, el amaba su trabajo y no podía dejarlo tanto tiempo.

-Me quedaré hasta la boda de Dolores, claro si ella me invita.- respondió mirando a su mejor amiga, era curioso, Nick jamás pudo formar una amistad con nadie más como lo había hecho con la chica pronta a casarse y siempre intentaba escribirle una carta todos los meses contándole las novedades. Sabía cuánto la joven había sufrido por amor, sabía la ilusión que le hacía que su mejor amigo desde la niñez, al cual no veía hace 11 años, estuviera con ella en un día tan especial.

-Por supuesto que puedes venir, si traes regalo por supuesto.- todos rieron ante la respuesta de la joven y siguieron conversando animadamente. En un momento una jarra de jugo pasó levitando desde la mitad de la mesa hasta donde yo estaba, y se inclinó en el aire para dejar caer jugo en mi vaso.

Pude sentir la mirada acusadora de mi hermano, esa manera en la que me miraba cuando hacía algo mal me ponía extremadamente nerviosa, pero fingí no tener idea de que me estaba mirando.

-¿Qué te dije de usar tus poderes en la mesa?- Nickolas Smith empezaba a darme su sermón cotidiano acerca de "tus poderes están para ayudar", "no puedes hacer todo con tus poderes, debes acostumbrarte a hacerlo por ti misma" y la más popular "tus huesos y músculos se atrofiarán si no los usas".

-No sé de que me estás hablando.- en mi plato un cuchillo y tenedor se movían solos, cortando una porción y llevándola hasta mi boca mientras mis brazos estaban cruzados, miraba divertida a mi hermano, era un juego que teníamos, se llamaba ¿cuánto podíamos hacer enojar al otro?

-Tú sabes muy bien de lo que hablo, no quiero que uses tus poderes para cosas inútiles, si algún día te quedas sin manos, vas a desear haberlas usado más.- explicó cruzándose de brazos, miré de reojo a toda la generación joven de los Madrigal, quienes veían  atentamente la situación, luego sonreí burlona y me dirigí al Smith.

-Si me quedara sin manos, voy a usar más mis poderes, además tú eres un celoso de que mis dones son más útiles que el tuyo.- solté, mi hermano solo cerró los ojos, tomó aire y lo soltó al tiempo que susurraba "Dios dame paciencia por favor".

-Te entiendo Nick, a veces ser el mayor es difícil, tienes muchas responsabilidades y los más pequeños parecen no entender.- dijo Isabela, fulminando un poco con la mirada a su hermana menor, mirada seria que borró por una sonrisa más agradable al mirar a mi hermano.

-Sí, es muy difícil, sobre todo si el comportamiento del menor es excesivamente irritante.- contestó el adulto mientras me miraba seriamente, seguía con mi sonrisita soncarrona, aún no había sacado de quicio a mi hermano, faltaba una cosa más.

-"Sí es muy difícil"blá-blá-blá.-imité al joven de ojos verdes y anteojos, Nick odiaba que lo imitara, 1 punto para mí, porque lo saqué de sus casillas.-¡Ay!- mi momento de gloria acabó cuando sentí un golpe en la parte de atrás de mi cabeza, cuando miré hacia mi hermano, su figura no estaba, simplemente unos anteojos se encontraban levitando, luego volvió a aparecer con una sonrisa que alivianaba su rostro y lo hacía ver más agradable, aunque la sonrisa fuera burlona porque él había ganado la discusión.

-¿No que no podías usar tus poderes en la mesa?- le pregunté acusadoramente, Nick sólo rió, según él tenía buenos argumentos que lo respaldaban.

-Yo decido si rompo o no mis propias reglas, además mi don no va a atrofiar mis músculos.- sonrió triunfal mientras contestaba, simplemente rodé mis ojos y crucé mis brazos. -Ya, no te enojes, sé que soy genial pero tu también lo eres, un poco menos que yo claro.- dijo abrazándome desde su silla, respondí cariñosamente al abrazo, amaba a mi hermano y a su increíble ego también.

-¿Por qué nuestras discusiones familiares no son así?- preguntó Camilo a su prima mayor, todos reímos y pasamos un lindo momento antes de comenzar con nuestras responsabilidades.

Holis! Perdón por no escribir tan seguido, hoy tenemos un capítulo muy lindo, peleas en familia y la reacción de los Madrigal a la visita de Nick.

Opiniones y sugerencias del cap.

Made with luv 🐝🌱

Corazón de dos países [Camilo Madrigal x reader]Where stories live. Discover now