La habitación

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Al entrar vi una habitación muy grande, muchísimo más grande comparada con el pequeño cuarto del departamento en Londres. Al recordar esto un escalofrío subió por mi espalda y mis labios empezaron a temblar. Mi anterior habitación, aunque era pequeña, se sentía cálida y acogedora, con plantas y muchas esculturas realizadas por Will. El cuarto en Casita Madrigal estando vacío, se veía triste, oscuro, frío.

Recorrí toda la habitación lentamente, había un papel tapiz de color verde, el cual es mi color favorito, y un enorme ventanal con un sillón debajo. Como esta habitación no iba de acuerdo con las vibras alegres de la casa, decidí cambiarla para que estuviera a mi gusto.

Moví mi armario hacia la mitad de la pared izquierda. En ese momento oí como la puerta se abría, viendo aparecer la pequeña figura de Toñito.
-¡Hola campeón! ¿Cómo estás?- le hable al pequeño, para sacar esa sensación de telarañas en mi garganta.
-Muy bien ___, ¿Cómo vas con la decoración? ¿Te puedo ayudar?- dijo el niño con una expresión brillante en su cara.

-Mhmm...- musité -por supuesto que me puedes ayudar, pero por ahora siéntate aquí en el sillón así saco los muebles grandes con cuidado.- al decir esto, el niño me obedeció y miró mientras yo sacaba mi cama, mi cómoda, un mueble el cual utilizaba como escritorio y una mesa de luz de el interior de mi armario mágico. A medida que sacaba cada mueble lo iba acomodando en donde me gustaría tenerlo. Así terminé de colocar todo gracias a la opinión y ayuda de Antonio, le hice un gesto con mi mano para que se levantara y viniera a ayudarme. Primero saqué una caja, la cual tenía muchos discos de vinilo y al fondo de esta, un tocadiscos.

-¿Que es eso?- pregunto curioso el niño. Lo miré extrañada, después de todo yo siempre había tenido ese tocadiscos, el cual mi hermano me trajo de un viaje por mi cumpleaños.

-Esto es un tocadiscos, lo enchufas a la corriente, pones un disco, bajas el brazo y empezará a sonar.- le expliqué al pequeño mientras repetía cada paso. Este me miraba atónito mientras la canción sonaba, le extendí mi mano y empezamos a bailar, girar y movernos desordenadamente.

Acomodé cuadernos, un juego de tazas, junto con un gran tarro de té inglés, libros, plantas que solía tener en mi antigua habitación y algunas esculturas realizadas por mi mejor amigo. No fue hasta que saqué una caja con cuadros y fotografías, en donde el chico que me acompañaba miro primero todo lo que contenía en su interior y luego dirigió lentamente su cabeza hacia mí y tomó mi mano. Miré con dulzura al más pequeño de la familia Madrigal y le dije que bajaba rápidamente a tomar agua.

Salí desesperada, no solo porque tenía sed, si no que tenía que prepararme para contar mi pasado, una tarea poco simple para mí. Al cerrar la puerta detrás de mí y dirigirme hacia la cocina, choqué con algo, o alguien mejor dicho. Mi segundo vecino de cuarto, Camilo.

-Perdón, no te vi- dije con sinceridad a lo cual el chico se giró y abrió la puerta que se encontraba detrás de él, para meterse adentro y cerrarla en mi cara.

-Chao- murmuré, no sabía que le pasaba al chico, estaba raro y pensé que tal vez mi estadía en la casa Madrigal lo molestara o quisiera evadirme. Me dediqué a subir mis hombros en señal de duda y bajar las escaleras hacia la cocina.

Allí se encontraba Julieta, quien me ofreció algo para comer, pero lo rechazé, se venía una charla difícil para mí y me sería imposible tragar por los nervios. Así que solo me serví algo de agua y volví a mi cuarto.

-Perdón por la espera- le dije a Toñito -empecemos a ordenar.- el niño asintió y comenzó sacando una fotografía enmarcada de mis padres. El niño los señaló e inocentemente preguntó quiénes eran. Lo miré, sonreí y suspiré.

Corazón de dos países [Camilo Madrigal x reader]Onde histórias criam vida. Descubra agora