La cena

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Emprendí mi camino al baño de mujeres para tomar una corta ducha. Lavé mi cabello, el agua se sentía muy bien bajando por mi espalda adolorida, dolor provocado por mi mala postura, la cual mi hermano me reprochaba siempre. Me envolví en mi toalla e hice chasquear mis dedos para aparecer en mi habitación, no quería que nadie de la familia me viera así.

Miré el maniquí con la ropa que había dejado preparada. Ese maniquí tenía una historia curiosa, Nick, Will, Karla y yo estábamos de viaje por París, Francia, y encontramos el maniquí tirado en la basura, simplemente porque la cadena que lo mantenía colgado a un eje de hierro se había roto. Así que nos llevamos las dos partes, y en Londres lo arreglamos poniéndole una nueva cadena, limpiando y acondicionando el resto. Luego me lo llevé hacia el taller de teatro, pero meses más tarde compraron unos nuevos, así que este quedó para mi. El maniquí portaba unos pantalones verde pastel, una camisa blanca y un saco del mismo color del pantalón con bordados florales sobre las solapas.

Sacudí mi cabello arriba y abajo, y lo sequé con la toalla. Me empecé a vestir rápido, poniéndome mis pantalones, luego pase hacia mi tocador, siempre utilizaba una especie de top debajo de mis camisas, y esta vez, no era la excepción, vi el reflejo de mi delgada cintura y procedí a colocarme la camisa y en ese momento la puerta se abrió.

-____, TE NECESITAMOS AHORA- indicó la Madrigal con lentes.-Oh, lo, lo siento- dijo mirándome, la camisa reposaba sobre mis hombros y mi camiseta corta quedaba a la vista.

-Mirabel toca antes de entrar la próxima vez- le advertí suavemente- ¿Hay algún problema?- añadí preocupada por el tono de voz que había utilizado para llamarme.

-Reunión de chicas en el cuarto de Dolores, ya- dijo tomando mi mano y arrastrándome fuera de mi cuarto lo cual me disgustó, ya que aún no cerraba mi camisa.

Dolores estaba llorando angustiada en la cama. Isabela, Luisa y Mirabel explicaron que ella se sentía insegura con su aspecto y que creía que no le iba a gustar a Mariano. Mojé mis labios con mi saliva para empezar a hablar.

-Ey, Dolo- ella me dirigió una mirada llena de lágrimas a lo cual me quebré un poquito- Tu eres una chica perfecta, eres divina y Mariano te ama de verdad, tanto que quiere ser tu esposo, no te preocupes, todo va a salir bien esta noche. Simplemente tienes que ser tu misma, fuerte, bella y segura. Y así tu prometido sabrá que se va a casar con la mejor mujer de Encanto.- terminé la frase abrazándola, ella paró de llorar y salió del cuarto para lavar su cara. Me despedí de las hijas de Agustin y Julieta y volví hacia mi cuarto.

Prendí mi camisa, coloqué mi saco y até los cordones en mis botas de cuero marrones, amaba ese tipo de botas y siempre que podía, compraba un par nuevo. Me puse algo de rubor en mis mejillas y rímel en mis pestañas , me peiné en una media cola para recoger los mechones más cortos de mi cabello, aunque para ser sincera había algunos que quedaron sueltos debido a que no alcanzaban el diámetro de mi cabeza. Me puse un broche de mi color favorito encima del peinado. Por último me coloqué perfume y arremangué mi camisa y el saco hacia la mitad de mis antebrazos, mostrando así, parte de la cicatriz que se encontraba en el izquierdo. Miré mis manos largas, finas y algo esqueléticas, totalmente adornadas por anillos de toda clase. Me puse mi reloj en la muñeca y sentí tocar la puerta. Abrí para encontrarme con la Abuela Madrigal, quien portaba un vestido azul oscuro. Me miró con ternura y me abrazó .

-Te ves tan hermosa, te pareces mucho a tu madre- dijo mientras seguíamos en el abrazo. Sonreí y tomé las manos de la señora.-Vas a recibir a los invitados en la puerta junto a Camilo.- me anunció, a lo cual asentí con la cabeza y salí detrás de ella cerrando mi puerta.

Perspectiva de Camilo:

La abuela me dijo que yo recibiera a Mariano y a su madre, a lo cual no tuve otra opción que aceptar. Odiaba a ese tipo, era tan presumido, encima era mi cuñado. Blanqueé mis ojos y prendí el último botón de mi camisa y colocando una ruana naranja oscuro sobre mi cuerpo. Bajé rápidamente hacia la puerta de entrada para esperar a Mr. Engreído y a su madre. Estaba mirando hacia el cielo cuando volteé y vi una figura en un traje verde con las manos en los bolsillos, apoyada en el lado izquierdo de la puerta.

Corazón de dos países [Camilo Madrigal x reader]Where stories live. Discover now