Un café

57 8 54
                                    

Los Guzmán llegaron y la merienda comenzó, habían dos teteras en el centro, una con café y la otra con té ya preparados. Alrededor se encontraban los postres que había hecho y algunas otras cosas que la madre de Mariano había traído. Todos platicábamos acerca de preparativos de la boda, dónde iba a ser, cómo, los invitados, los trajes, los anillos y todo lo que conlleva una boda.

Mirabel se sentó a mi lado e Isabela se sentó junto a su hermana menor, la dos se tenían una mirada cómplice, me parecían extrañas. -Espero que ustedes dos no estén tramando algo, y si es eso, espero que no sea contra mí.- les dije a las hermanas.

-¿Por qué estaríamos tramando algo? No lo estamos haciendo, además nosotras no te haríamos daño, es solo que nos estábamos riendo de algo no importante.- explicó la Madrigal de lentes verdes.

-Supongo que confiaré en ustedes- dije no muy convencida. Sentía que las dos me miraban demasiado, y al parecer el rizado enfrente de mí sentía lo mismo.

En un momento, Mariano y Dolores se incorporaron y pidieron atención. -Familia, finalmente anunciaremos el día de nuestra boda- anunció la chica, todos sonreímos- nos vamos a casar el 15 de Agosto- dijo la pareja al mismo tiempo, todos estábamos felices, pero al hacer cuentas nos dimos cuenta de que la boda era en menos de tres meses.

-Pero su boda está muy cerca de mi cumpleaños, lo van a arruinar- se quejó Camilo mientras robaba un brownie de la bandeja, me miró con picardía y guiñó su ojo, le dediqué una sonrisa de labios.

-Nadie va a arruinar nada pequeño, tu fiesta se va a hacer, después tenemos el cumpleaños de ____ y por último la boda de Mariano y Dolores.- le explicó la abuela a su primer nieto varón.

-¿Cuándo es tu cumpleaños?- me preguntó el chico, sonreí cuando me acordé de nosotros a los cinco años, el siempre me hacía burla porque era una semana más grande que yo. A veces me preguntaba como el podía haberme olvidado tan fácil, pero después pensaba que desde pequeño tenía bastantes obligaciones como para extrañarme, se podía olvidar fácilmente a una amiga de la infancia que hacía más de cinco años que no venía a Casita.

-Cumplo años el ocho de agosto, o ¿acaso te olvidaste de los eternos "yo soy más grande que tú", con los que me molestabas cuando éramos pequeños?- contesté divertida, el me miraba sorprendido, parecía que ni siquiera se le pasaba por la cabeza la imagen de nosotros dos corriendo y riendo el día de la ceremonia de su don.

-¿Cuándo fue la última vez que viniste a Encanto?- cuestionó Mirabel, intenté recordar para responder.

-Mmm... Creo que fue cuando nació Antonio, vine solo con mis abuelos, y la última vez que mi hermano vino fue en la ceremonia del don de Camilo, recuerdo que estaba muy celosa, mi hermano le prestaba más atención a Cam que a mí, lo cual me enojaba demasiado.- contesté feliz, recordando ese día, de hecho tenía una foto de Nick, el Madrigal y yo.

-¿Por qué no viniste a mi ceremonia del don?-preguntó Mirabel de nuevo, pensar la respuesta se me hacía algo difícil.

-Porque nosotros aún seguíamos de luto, además arreglábamos un par de cosas para la mudanza a Londres. Para la ceremonia de Toñito era época de exámenes y no podía faltar, pero me hubiera encantado estar aquí para apoyarlos en su momento.- dije con algo de nostalgia, mis padres habían muerto en septiembre, justo el mes en donde Mira recibiría su don.

Luego de eso conversábamos animadamente sobre los preparativos para la boda, prestando mucha atención en la parte del vestido de la novia, escuchaba cada detalle que Dolores decía sobre cómo quería el vestido, las mangas, los bordados, el color, la forma. Mi concentración era tanta que los demás podían notarla, como la persona frente a mí.

Corazón de dos países [Camilo Madrigal x reader]Where stories live. Discover now