Un nuevo comienzo

96 13 8
                                    

Abrí mis ojos, encontrándome en un pueblo muy pequeño comparado con la ciudad de Londres, en donde al parecer todos los lugareños se conocían.

-Nuevo pueblo, nuevo comienzo, nuevos sentimientos- dije desatando la soga que se encontraba alrededor de mi cintura. Al levantar mi cabeza vi como una chica de cabello rizado saludaba a alguien mientras esta se acercaba cada vez más hacia donde yo me encontraba.

Esto hizo que mi corazón se acelerara, estaba nerviosa por tratar con alguien de la aldea por primera vez, hasta que reconocí a la chica. Me tranquilizé y sonreí cuando ella venía corriendo hacia mí con los brazos abiertos.

¡____, llegaste!- gritó la chica abrazándome -te extrañé muchísimo.-

Envolví mis brazos alrededor de su espalda y sonreí ante el cálido abrazo de bienvenida. Al separarnos puse mis manos sobre los hombros de la muchacha y le dije:

-Yo también te extrañé demasiado Mirabel, estás muy hermosa.- y terminé la frase con una sonrisa sincera.

-Aww, tu también te ves increíble- dijo tomando mi mano y haciéndome dar una vuelta sobre mi propio eje -pero ya, vámonos a Casita, todos te están esperando allí- agregó, sonriendo ampliamente.

Empezamos a caminar, estaba nerviosa porque cuando todo el mundo volteaba a ver a Mirabel, también me veían a mí.

Finalmente llegamos a Casita Madrigal, no lo niego que se veía mucho más linda que la última vez que la había visitado.

No había que tener el don de Dolores para saber que la familia estaba bastante alborotada. Gritos, cosas que se caían, ruidos de pisadas y hasta un par de rayos en el cielo, obviamente causados por Pepa Madrigal.

-Hola Casita- saludé agitando mi mano hacia la ventana que se encontraba arriba de la puerta principal, esta copió mi gesto a modo de saludo. -Te ves muy bien en esa puerta- dije dirigiéndome hacia Mirabel, quien sonrió e hizo un ademán con la cabeza en señal de que abriera la puerta.

Al ingresar a la vivienda pudo ver a toda la familia reunida, todos muy felices y ordenados, aunque estaban algo agitados por todo lo que habían corrido.

-¡Llegamos familia!- exclamó Mirabel a lo que los demás sonrieron e hicieron silencio ya que Alma, la abuela y responsable de la casa, se había acercado a mí para darme la bienvenida.

-Oh, ¡____! Que grande estás querida, bienvenida a Casita.- dijo abrazándome a lo cual yo respondí abrazándola también. -Siempre te he querido como a una nieta más, tu abuela y yo siempre hemos sido muy unidas y me alegra que ella confíe en mí uno de sus tesoros más preciados: tú.- exclamó la señora Madrigal.

-Muchísimas gracias por recibirme Alma, estoy muy feliz de empezar de nuevo, aquí, en Encanto- dije con un tono de emoción y con una sonrisa sincera en el rostro.

Alma llevó su mano izquierda hacia atrás indicándome que podía pasar a saludar a su familia.

Agustín y Julieta fueron los primeros en saludarme, dándome un abrazo y acariciando mi cabeza. Luego Luisa, Dolores e Isabela me abrazaron al mismo tiempo.

-Yo también las extrañé chicas- dije apretada y con el poco aire que me quedaba. Cuando me soltaron, pasé a saludar a una figura que no había estado la última vez que yo había ido a la casa Madrigal: Bruno.

-Estás tan hermosa como predije- dijo abrazándome, respondí riéndome y apretando sus manos. Saludé a Félix y a Pepa, la mujer me abrazó desesperadamente y me dió un beso en la mejilla.

Luego me agaché para quedar a la altura del pequeño Antonio, el cual me miraba con alegría. -¡Hola Toñito! Tal vez no me conozcas, soy ____ y me voy a quedar en la casa por un tiempo.- dije con el tono de voz más dulce que tenía y el niño sonrió y me abrazó por el cuello. Sabía que había alguien más arriba de Antonio y yo, así que desde el lugar donde estaba levanté la cabeza sonriendo:
-Hola Cam- dije moviendo mi mano de un lado al otro en forma de saludo. Camilo no contestó mi saludo, simplemente se sonrojó y no dijo palabra alguna. Me paré para hablar con Alma.

-Bien ____, Casita hizo aparecer un nuevo cuarto entre las habitaciones de Camilo y Antonio.- mencionó la mujer -creímos que ese sería el mejor lugar para que duermas, es tu habitación así que puedes decorarla como quieras.- mis ojos se iluminaron ante esta última frase, amaba decorar mi cuarto, me encantaba mover las cosas de lugar, colgar cuadros, poner adornos y plantitas.

Agradecí y salí de Casita para buscar mi armario, el cual yacía en la entrada de Encanto. Lo levanté con mi mente, porque, mi don además de la aparición, es la telequinesia. Así, llevaba flotando sobre mi cabeza un armario de dos metros por todo el pueblo. La gente me miraba con extrañeza pero como ya estaban acostumbrados a la magia y a los dones de los Madrigal no se sorprendieron de más.

Quien si se sorprendió fue el primer nieto varón de Alma, tenía la boca abierta como señal de que estaba asombrado ya que él no sabía que yo tenía un don.

-En-enserio trajiste ese armario flo-flotando- dijo tartamudeando incrédulo. Me parecía raro que Camilo estuviera de esa manera, siempre que había tratado con el me parecía un chico muy seguro de sí mismo, lleno de alegría y bromas, pero esta vez era distinto, él estaba distinto.

-Sí, por supuesto, y si así reaccionas cuando te digo que tengo un don, no me quiero imaginar si te digo que tengo dos.- proclamé segura y algo divertida, mientras estaba apoyada en mi armario con los brazos cruzados.

Camilo simplemente subió por las escaleras y se encerró en su habitación sin decir una sola palabra.

Luego apareció Luisa quien me guió hacia mi nueva habitación. Me dejó a mí, a mi armario y a la caja frente a una puerta de madera color turquesa, suspiré, agarré el pomo de la puerta con los ojos cerrados, lo giré y entré en la habitación

Corazón de dos países [Camilo Madrigal x reader]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang