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"No ser nadie más sino tú mismo, en un mundo que está haciendo todo lo posible, día y noche, para hacer que tú seas alguien distinto. Significa luchar la más dura batalla que cualquier ser humano pueda enfrentar y nunca dejar de luchar."- Edward Estlin Cummings

Automne

El verano se pasó volando. Muchos integrantes viajaban de un lado a otro buscando lugares seguros para pasar los tiempos de frío. Esperando a que llegara el momento de recibir al fin las buenas noticias del regreso. Otros se reunieron con otros integrantes y formaron sus propios hogares deseando buenas noticias. Y luego estaban los que buscaban a otros para asegurar su bienestar como es en el caso de Shaira.

Ella se mantuvo viajando en lo que quedaba del verano buscando a otros compañeros o refugios. Su viaje la llevó a rincones que no había conocido pero que la iluminó o le despertó el sentimiento de desprecio. Hasta que en una mañana, recibió la importante carta de las dos golondrinas; el alivio regresó a su cuerpo y la sonrisa no se lo pudo sacar de la cara.

Al fin las buenas noticias.

De este modo, Shaira continuó con su viaje para encontrar a Céline. Con la ayuda de otros integrantes y con las cartas del príncipe ella llegó hasta el escondite de Céline. Sin embargo, sin esperarlo, recibió la mala noticia. Su compañera enfermó gravemente y por decisión propia abandonó el grupo.

¿A dónde fue?

— Todavía estás en cama — afirmó Shaira ingresando a la habitación de Céline donde se estaba recuperando.

Céline era huésped de Madame Beatriz, quien la recibió gustosa y preocupada. La joven enfermó en la cueva y de ahí fue empeorando. Su notable enfermedad preocupaba a las demás personas. Ella sin poder ignorarlo, en una noche, agarró sus pertenencias, algo de comida y empezó su marcha sola. Viajó como pudo hasta la ciudad más cercana y buscó a la única mujer que conocía. Prácticamente desmayada, tocó su puerta pidiendo ayuda. La mujer desconociendo de los hechos la aceptó y la cuidó.

— Al fin veo una cara que extrañaba — murmuró decaída.

— Sí, bueno, todos están dispersos pero escuche que Aruna ha estado preguntando muchísimo por vos — dijo sentándose a su lado.

— Que dulce, me encantaría pasear con ella.

— Cuando te recuperes y volvamos — susurró acariciando su rostro verificando su temperatura.

— No creo, yo estaré bien y con una vida aquí para cuando se pueda volver — comentó tosiendo al final de la oración. — ¿Dónde está Aruna? Debería ir a verla.

Su compañera sonrió cálida. — Cuando estés bien la vamos a buscar para llevarla de regreso.

La chica sostuvo su mano emocionada. — ¿Ya se puede volver?

— Se están organizando las medidas y las formas pero sí está confirmado el regreso pronto.

La chica relajo su cabeza en la almohada y miró a su compañera sintiéndose alegre de tenerla al lado.

— Al curarme voy a quedarme por un tiempo con Madame como agradecimiento por sus cuidados — avisó acariciando la mano de Shaira. — No sé qué ha estado pasando en este tiempo, me la pase durmiendo — murmuró poniéndose rosada de la vergüenza.

— ¿Fuiste todo un problema aquí?

— Debería permanecer hasta que termine el año ¿verdad? — exclamó preocupada ante la situación. — Seguro que le he causado tantas molestias — continuó sentándose y mirando hacia la puerta. — No tengo forma de pagar por toda su atención — lloriqueó ocultándose con las colchas.

Cenicienta, después del punto finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora