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Sé ingenuo, como el agua de las puras cisternas
o el remanso que copia todo el celeste cielo;
y así verás triunfar la aurora de tu anhelo
y será tuyo el reino de las cosas eternas.
 "El Árbol del Bien y el Mal" de Medardo Angel Silva.

— Ya tuviste mucha juerga, cariño. Ahora vamos a tomar un poco de aire — la sostuvo Shaira tomando algo de distancia del hombre. Este con cara de descontento ante la interrupción siguió el movimiento de las mujeres pero, no hubo otra reacción.

Céline apoyó su cabeza en la clavícula de su compañera cuando sintió un mareo. Su cabeza palpitaba y su estómago quería bullir todo lo que bebió. Sus ojos permanecieron cerrados pareciendo que se quedó dormida y su cuerpo se volvió pesado al dejarse llevar en la agradable monotonía de Shaira. En ese momento no había en su cabeza el rencor, la curiosidad o los miedos hacia la mujer, solo la calma y la seguridad que le transmitía.

La mirada de Shaira no dejaba de ser dura y de preocupación. Analizaba las distintas formas para poder salir sin ningún daño y, en conjunto, atenta en la joven que estaba sobre su cuerpo débil y desprotegida. Para Shaira, el alcohol consumió a Céline hasta dejarla en su alma sincera e inocente, a un cuerpo tambaleante y ciego.

— Sí quiero aire — balbuceó sobre su cuello causando que el vello de la zona saltara ante la sensación de cosquilleo, incluso, dejándola tranquila que seguía despierta.

— ¿Quién eres tú? Ella está conmigo — exclamó el hombre agarrando la muñeca de Céline para quitarsela.

— Ça fait mal — lloriqueó.

Shaira abrió los ojos de impotencia junto con una sensación amarga y repugnante en el estómago al ver tal descarez.

— Céline, escúchame — susurro suavemente suavizando su agarre pero sin la intención de soltarla.

— Me siento muy mal — murmuró adormecida tratando de apartar las manos del hombre.

— Está bien, pasará pero necesito...

El hombre perdiendo la paciencia agarró con fuerza a Céline causando que suelte un grito por el miedo ante tal movimiento violento.

— Dejen de hablar entre ustedes, yo soy quien la tiene que ayudar. Apártate ramera — exigió el hombre empujándola hacia un lado para llevarse a Céline.

— Oh... c'est mauvais — murmuró cubriéndose la boca.

Se tiró hacia el suelo causando que quede colgada del brazo del hombre, sin embargo este la soltó al notar la desastrosa acción.

Shaira intentó agarrarla en el aire logrando evitar que llegue a tocar el asqueroso suelo.

— Céline — gritó perdiendo los estribos.

Con los nervios y el miedo aprovechó el momento para propinar un golpe con el codo en la cara del hombre. Esto causó que este se alejara de ellas. Antes de que todo terminara en sangre, la levantó y se la llevó al exterior con toda la fuerza que pudo sacar en el momento. Pero no llegaron a tomar mucha distancia cuando Céline no pudo aguantar más el vómito.

Shaira le ayudó evitando un mayor desastre y luego por seguridad se encaminaron hasta el parque más cercano. Se quedaron ahí por un tiempo esperando a que la adrenalina y la borrachera bajara de sus cuerpos. Al igual que, Céline pudiera recuperar algo de control de su cuerpo.

— Gracias — murmuró escondiendo su rostro con sus manos estando acostada en la hilera de piedras que rodeaba a la fuente.

— Para la próxima no tomes tanto sino sabes controlarte — dijo seriamente sacándose las prendas de más que cubrían parte de la cabeza y manos para ocultar su tez oscura.

Cenicienta, después del punto finalTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon