Capítulo 18

698 48 6
                                    

Profundas dudas, profunda sabiduría; Pequeñas dudas, poca sabiduría. – Proverbio chino.

***

Melanie se rebozó contra el cuerpo que sentía a su espalda. Su calidez la traspasaba, la quemaba... Ronroneó nerviosa, manteniendo sus ojos cerrados, siendo consciente de que Dorian la tenía presa en sus brazos. La abrazaba, la pegaba contra él, clavándole su erección. Ella se meció, intentando ignorar aquel acercamiento, pero él estaba insistente. Movió su mano por la intimidad de ella y atrapó el lóbulo entre sus dientes...

—Dorian... ¿Qué hora es?

—Las seis y cuarto pasadas.

¿Qué? Ella abrió los ojos abruptamente y se giró para mirarle. Eso era demasiado pronto, más cuando ellos se habían dormido cerca de la una. Él la cazo entre sus brazos, plantó las palmas de las manos en sus glúteos y la pegó de tal forma que la punta de su pene se posicionó en la entrada de su vagina. Melanie rio ante lo evidente. Al parecer, de buena mañana, Dorian siempre despertaba de buen humor, al menos esa era la impresión que tenía, aunque claro dos días no eran suficientes para realizar una evaluación satisfactoria.

—¿Te tienes que ir tan pronto?

—No. Me iré a las ocho, pero hasta esa hora tengo cosas que hacer... Primero, haré que nuestro día empiece de la mejor manera posible —murmuró besando con timidez su nariz —, después me ducharé y por último probaré ese bizcocho.

—¿Y se puede saber cómo vas a conseguir lo primero? Me has hecho madrugar demasiado y...

Él movió la cadera con contundencia y su pene entró con fuerza en el interior de Melanie, robándola un intenso gemido de placer. Ella alzó su pierna para rodearle y lo aproximó más. Entre sus cuerpos no había separación alguna... Tembló, le castañearon los dientes y él se movió con apremio. Estaba tan adentro, que sentía que la podía romper a la mitad, y ella se sentía tan llena que creyó desfallecer.

—¿Esto mejora la mañana, morbosa?

—Sí —admitió rebozándose contra él —. No pares.

La hizo girar, la arrinconó contra su cuerpo y ahondo en ella con firmeza. Sujetó sus muñecas, posicionándolas encima de su cabeza y comenzó a embestirla con rudeza. Melanie estaba inmovilizada bajo el fornido cuerpo de su acompañante, no obstante, la sensación era muy diferente a otras ocasiones en las que había utilizado esa postura habitual. Separó sus muslos, dándole mejor cabida y cerró los ojos por la intensa delicia que la provocaba.

—Mírame cariño, quiero que me mires mientras te hago mía.

Ella los abrió. Dorian analizó sus preciosos ojos y se perdió en ella. La penetró con fuerza, con intensidad e inicio una serie de envites que les catapultó a lo más alto. Él se sintió extrañamente bien. Era la primera vez en mucho tiempo que no sentía la necesidad de jugar con una mujer en la cama. Era la primera vez que se permitió tener sexo normal y corriente y disfrutarlo. Con ella se podía permitir el lujo de deleitarse de cualquier manera.

—Necesito darme una ducha fría —murmuró con cierta incomodidad por aquel fugaz pensamiento.

—Adelante, estoy segura de que mi calentador te complacerá.

Dorian se levantó como un resorte y avanzó dispuesto a despejarse. Melanie se desperezó en la cama y aunque se vio tentada a acompañarlo, sintió que debía darle su espacio. Se puso la camisa de Dorian y salió dispuesta a preparar café. Él mientras se duchaba con el agua helada, lo cual le ayudo a serenarse, pero joder, se vio atormentado al pensar que, en lo más duro del invierno, Melanie no tuviese un poco de agua caliente con la que poder lavarse. Philip tenía la obligación de cambiar aquel viejo calentador y acondicionar la vivienda. Se quitó un poco la humedad, se colocó el pantalón y al no localizar su camisa salió de la habitación. Allí la vio a ella, contoneándose con la prenda como cual niña pequeña.

Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅Where stories live. Discover now