Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅

Capítulo 1

Tus creencias se convierten en tus pensamientos, tus pensamientos se convierten en tus palabras, tus palabras se convierten en tus acciones, tus acciones se convierten en tus hábitos, tus hábitos se convierten en tus valores, tus valores se convierten en tu destino. - Mahatma Gandhi.

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Dorian observaba fijamente a su alrededor. Sexo. Alcohol. Mujeres. Lujuria. Mirara donde mirase, hallaba lo mismo y no podía ser de otro modo, ya que el local en el que se encontraba, el "Destiny", era un club dedicado y enfocado al sexo. Allí no existía ningún tipo de pudor, ni reparo, quien accedía a su interior, sabía lo que encontraría. Él lo frecuentaba siempre junto a su gran amigo Enzo. Hablaban, tomaban un par de copas y finalmente terminaban la noche con alguna mujer excitante o incluso alguna pareja. A veces juntos y otras separados. La gran confianza que había entre ellos les permitía compartir el deseo y sus sesiones clandestinas. Conocían sus normas. Conocían sus límites.

En el "Destiny" la única norma impuesta a sus clientes era el respeto, la higiene y la discreción. El club estaba dividido en distintas plantas, cada una de ellas con distintas salas orientadas a diferentes actividades y estaba capacitado para dar cabida a cualquier filia o excentricidad. Exhibicionismo, BDSM, fetichismos, voyerismo, escopofilia e incluso orgías o bacanales. En ocasiones, tanto Dorian como Enzo permitían que les observaran, en otras que participaran e incluso se había dado el caso de que sucediese las dos a la vez. Llegando a estar hasta cinco personas en una misma habitación. Tres o cuatro disfrutando del sexo más salvaje y afrodisiaco posible, y una o dos masturbándose ante aquella placentera imagen.

Jamás les costaba encontrar a una mujer o una pareja dispuesta a compartir un buen rato con ellos. Ambos eran altos, cuidaban minuciosamente su aspecto y para qué negarlo, eran terriblemente apetecibles. Dorian era moreno, mientras que él cabello de su amigo, era rubio platino. Enzo ya había cruzado mirada con una pelirroja y él sabía que su noche finalizaría colándose entre sus piernas. La fémina desde el otro lado del club le tentó, lamiendo y mordiendo su labio inferior, poniéndole a mil. En cambio, Dorian, a pesar de haber visto a unas cuantas interesadas no lograban llamar su atención.

—La morenita de mechas azules y su compañera no están nada mal...

Enzo señalo disimuladamente hacia las mujeres que mencionaba mientras daba un trago a su cerveza. Su amigo las miró. Sin duda, tenían un buen polvo y estaba seguro de que sería capaz de pasar un buen rato con ellas, pero... no era la primera vez que las veía por el lugar. Negó en silencio y siguió analizando el lugar.

—Estoy dispuesto a compartir contigo a la pelirroja del fondo. ¿Qué me dices?

Dorian sonrió. Ya la había catado.

—Folla bien —admitió con sinceridad —, pero ten cuidado con ella, le gusta morder independientemente del lugar donde tenga posada su maravillosa boca.

—No me preocupa —respondió encogiéndose de hombros —. Yo puedo morderla igual o incluso más fuerte que ella. ¿Se puede saber que te ocurre? Estás exquisito hoy.

—Quiero algo diferente...

Enzo le guiño el ojo a la fémina que se había robado su atención y espero con ansia un gesto, una simple señal para abordarla y perderse en una de las salas. Ella sonrió, pero continuó hablando cordialmente con la otra mujer con la que estaba. Bien, eso no sería un impedimento para él, podía con ambas, pensó.

—¿Cómo va el tema de tu hermana?

Dorian bufó molesto ante aquel turbio tema que le quemaba por dentro. Kiara, su hermana, llevaba tres años casada, pero en el último año todo había cambiado. Su pareja y ella apenas compartían tiempo juntos, es más, los últimos meses se había presentado sola a los eventos familiares y a pesar de haberla preguntado en numerosas ocasiones, no conseguía obtener más información. Su única explicación era que la llama entre ellos se había apagado, pero presentía que había algo más...