Capítulo 2

815 58 23
                                    

En la vida, los destinos están casi siempre separados: quienes comprenden no son los ejecutores, y quienes actúan no comprenden. -Stefan Zweig.

***

Melanie corría velozmente por la avenida para llegar al bar en el que había quedado con su gran amiga Kiara. Como era de esperar, llegaba tarde. Trabajaba en una academia de baile, como profesora de diferentes ritmos y hoy le había tocado la clase infantil. En ella se juntaban niños de diferentes edades, todos ellos comprendidos entre seis y once años, y rara era la ocasión que no se entretenía con alguno de ellos al finalizar la misma, pero gracias a Dios, aquello solo sucedía un día a la semana. Los otros dos días, instruía a parejas adultas, comprendidas entre los veinte e incluso cincuenta años, y ellos siempre salían a su hora. Ella lo agradecía, pero los niños, era otro tema...

Visualizó como su amiga la esperaba sentada en la terraza del bar, mientras consumía su cerveza que estaba casi vacía y suspiró. Kiara odiaba la impuntualidad y sabía que se lo haría pagar. Cuando el muñequito del semáforo cambio de color, cruzó apresuradamente y con una enorme sonrisa la saludo. Kiara la miró incrédula a través de las enormes gafas de sol que portaba y después contemplo su reloj.

—Cuarenta minutos —murmuró con seriedad —. Has estado a punto de batir tu record. Espero que tengas un buen motivo para haberte entretenido tanto. ¡No me digas! Algún papá buenorro ha acudido a la clase de baile, para buscar a su hijo, y tú te has armado de valor y te lo has tirado.

—¿Cómo tengo que decirte que no tengo sexo con los padres de mis alumnos? —preguntó sonriente — Disculpa, Anita no pillaba un último paso y nos hemos entretenido más de la cuenta... Te dije, te insistí en que hoy no era buen día para quedar.

—Y yo te supliqué para vernos. Vamos querida, está claro que yo fui la que gané...

—Está Rodrigo en casa, ¿Verdad? — Ella asintió y con un silencio sepulcral guardó las gafas —. ¿Cuánto tiempo piensas alargar esto? Me dijiste que ibas a divorciarte.

—Y lo haré. Estoy hablando con mi hermano para que lo gestione todo, pero no es fácil... ¿Puedo darte un consejo? Jamás te cases. ¿Conoces ese dicho popular que dice «Te casaste, la cagaste»? Pues eso. Una vez que te casas, la mierda comienza a abundar en exceso...

—No seas exagerada Kiara. Rodrigo y tú hacíais muy buena pareja, aún sigo sin entender que fue lo que os llevo a esto... ¡Ah, claro! Déjame recordarte que ni siquiera has querido decirme que fue lo que paso entre vosotros, lo cual, solo puedo deducir e imaginar cosas que seguramente sean inciertas y...

—Simplemente no funcionamos como pareja. ¿Por qué todos insistís en conocer detalles que ni os van ni os vienen? Desde que Dorian está al tanto de que quiero pedir el divorcio, no ha dejado de preguntarme sobre el tema. ¡Oh! Y eso no es todo. Cree que debería decirlo a la familia cuanto antes. ¡Vamos! Llevamos más de tres meses sin aparecer juntos a ninguna comida. ¿De verdad crees que no sospechan nada?

—Tres meses en los que te has encargado de excusarle, por lo que... si sospechan algo, dudo mucho que sean con un divorcio inminente. Tal vez, y solo tal vez, valoren la remota idea de que tu matrimonio no está atravesando un buen momento, pero sin duda, no una separación definitiva. ¿Estás segura de que no tiene solución? No sé. Me cuesta creer que hayas tomado esa decisión... ¿Te ha sido infiel? ¡Oh! ¿Has pillado a Rodrigo con otra mujer en la cama?

—¡No! Claro que no. Oye, al menos, ¿Podrías bajar la voz? Te puedo asegurar que no hay terceras personas. Ni por su parte, ni por la mía... Me niego a continuar con un matrimonio que es una patraña.

Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora