Capítulo 36

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Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo. - Franz Grillparzer.

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Jhonny sostenía la mano de Melanie y la hacía girar sobre su propio eje luciendo la más increíble de las sonrisas. Él estaba feliz con el resultado, estaba ilusionado por la coreografía que habían montado en apenas dos semanas y estaba deseando que pasasen los meses para poder llevarla a cabo en la competición, que tendría lugar en Chicago. En cambio, Melanie seguía analizando y viendo la manera de perfeccionar aún más su trabajo. El bailarín se sentó en el suelo agotado y se dedicó a observarla durante unos largos e intensos minutos, en los que ella volvió a practicar algunos movimientos sola, frente al espejo. Desde hacía un par de días, habían instalado la cristalera en la habitación vacía de la que ahora era su casa y en cuanto pudo, aprovechó para quedar con Jhonny para ensayar durante horas y él estaba encantado por el espacio, pero también agotado.

—Esta es mi parte favorita —anunció él marcando el ritmo con la palma de las manos sobre sus rodillas.

—Es la parte con más compás. A mí también me encanta, creo que es la única parte que tengo clara que no hay que tocar.

—No necesitamos cambiar nada. La coreografía está perfecta.

—¿Y la parte en la que me sostienes en el aire? Si fallamos en ejecutar ese paso, estaremos fuera.

—Te cogeré —aseguró él —. Y si llegado el momento, ocurre algo, improvisaremos. Mel, me gusta tu optimismo, pero también soy consciente de que nos presentamos quince grupos a la competición. Obtener el primer puesto es prácticamente imposible.

Melanie lo miró abatida. ¿Cómo era posible que su compañero de baile estuviese asegurando que ni siquiera tenían opción de ganar?

—Sí mantienes tu culo ahí postrado estoy segura de que ni siquiera lograremos estar entre los diez primeros.

—No me malinterpretes —aclaró mientras se ponía en pie y se aproximaba a ella —. Formamos un gran equipo y estoy seguro de que llegaremos lejos, pero mi ilusión va más allá de conseguir el primer lugar. ¿Sabes la de ojeadores que van a esas competiciones? — Ella suspiró, claro que lo sabía — Estoy seguro de que eso nos abrirá muchas puertas.

—Tienes razón.

—Siempre la tengo —aseguró riendo —. Iré con la idea de ganar, pero si no lo conseguimos, si no logramos hacernos con el oro, no me vendré abajo. Cosa que dudo de ti. ¿Estás preparada para que ocurra lo peor? —preguntó cogiendo el rostro de Melanie entre sus manos — ¿Estás lista para que no seamos considerados los mejores?

Ella tocó los largos dedos de Jhonny, que aún reposaban sobre sus mejillas y se agobió ante la realidad que pintaba su amigo. Ni siquiera se había parado a pensar en aquello. Su alegría y esperanza por llevar a cabo el sueño de su nonna no se lo había permitido. Perder ni siquiera era una opción, pero sabía que era una posibilidad que estaba ahí, por mucho que ella se encargase de sortear.

—Intentaremos serlo —dijo con firmeza —. Tengamos el primer puesto o no, confío en nosotros, en nuestro trabajo y ante todo, en nuestra entrega y profesionalidad.

—Estoy seguro de que tu abuela se siente muy orgullosa de ti.

Irremediablemente los ojos de Melanie se llenaron de lágrimas. Unas lágrimas que rodaron con demasiada facilidad por los dedos del hombre. Este la abrazó e intentó consolarla. Ambos se llevaban bien, tenían una bonita amistad forjada durante años, pero en las últimas semanas el vínculo se había visto incrementado notablemente, hasta tal punto, que Melanie había logrado abrirse con él y exponerle su situación con Dorian. A lo que él se había limitado a aconsejarla con la mejor intención posible, cosa que a ella la desanimó, pues pensaban exactamente lo mismo, que además coincidía con el pensamiento de su gran amiga Kiara. Su futuro con Dorian estaba condenado al desastre.

Bailando con la traición | Erótica + 18 | Parte 1/4 Completa ✅Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora