Capítulo 23

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Harry estaba mirando el extraño medallón, preguntándose por qué la aparición fantasmal le llamaría hermano, cuando de repente fue presionado contra un duro pecho. Severus gritó y apenas un segundo después se desató un completo caos.

Los sofás estallaron, las plumas y los rellenos de los cojines volaron en todas direcciones, las ventanas se hicieron añicos, bañando la habitación con cristales rotos y el fuego de la chimenea ardió tanto que quemó una parte de la mesa de centro.

Todo el tiempo, Severus lo sostenía con fuerza, inclinado sobre Harry para protegerlo con su propio cuerpo. Confundido, Harry miró por debajo del brazo de Severus al director. El mago mayor estaba de pie al otro lado de la habitación, con la varita en la mano y un encantamiento de escudo a su alrededor.

El caos había terminado tan repentinamente como había comenzado.

Suspirando suavemente, Dumbledore anuló el encantamiento de escudo, agitando su varita en un intrincado movimiento para reparar la habitación destrozada.

Una vez hecho esto, habló con voz tranquilizadora. -Severus, ha sido toda una exhibición. No creía que aún fueras capaz de hacer magia accidental, muchacho-.

Severus aflojó ligeramente su agarre sobre Harry, mirando fijamente al director. -¿Es cierto?- Preguntó con voz dolida.

Harry lo miró confundido. Tenía la sensación de que se le había escapado algo, especialmente cuando Severus y el director parecían estar manteniendo una conversación silenciosa a través de sus ojos.

-Me temo que sí-. Respondió por fin el director.

Severus emitió un sonido estrangulado, enterrando la cara en el pelo de Harry. Harry no sabía qué estaba pasando pero no le gustaba.

Se volvió para mirar a Dumbledore. -¿Um, señor? ¿Qué acaba de pasar?-.

Dumbledore se dirigió hacia el sillón reparado, haciendo una señal con la mano. -Tal vez deberíamos sentarnos y les explicaré todo desde el principio. Creo que ya es hora de que ambos sepan toda la verdad-.

Severus los movió sin decir nada, llevando a Harry a uno de los sillones. Al sentarse juntos, Severus dejó su brazo firmemente alrededor de los hombros de Harry. A Harry no le importó aunque se preguntó qué pensaría el director de su repentina cercanía.

-Como ambos saben, Voldemort creó varias reliquias oscuras y las imbuyó con su propia magia-. Las palabras de Dumbledore sacaron a Harry de sus pensamientos. -Estas reliquias son el medio para preservar su inmortalidad. En otras palabras, mientras existan no puede morir-.

-¿Es eso lo que era el relicario?- Preguntó Harry con curiosidad.

Dumbledore asintió con la cabeza. -Efectivamente, hijo mío. He estado buscando estos objetos desde que sospeché su existencia. No estaba completamente convencido de que Voldemort los hubiera creado hasta que me trajiste el diario de Tom Riddle, Harry. El diario fue la primera reliquia que encantó, su primer Horrocrux-.

-¿Un Horrocrux?- Harry miró a Severus, pero el maestro de pociones no parecía saber lo que era un Horrocrux más que Harry.

Observando al director con atención, Severus preguntó. -¿Cómo permiten exactamente esas reliquias que el Señor Tenebroso conserve su inmortalidad? ¿Qué son?-.

Harry podía sentir lo tenso que estaba Severus, sentado a su lado. Durante los últimos meses, había aprendido a reconocer la mayoría de los estados de ánimo del maestro de pociones, pero nunca lo había visto tan... preocupado, decidió Harry finalmente que era la palabra correcta.

-Un Horrocrux es un objeto en el que una persona ha escondido una parte de su alma después de dividirla. Esa parte queda entonces oculta de forma segura y, aunque el cuerpo de uno sea atacado y destruido, no puede morir, ya que parte del alma permanece ligada a la tierra y sin daños-. Explicó el director con una expresión seria en su rostro.

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