Capítulo 27

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Severus selló cuidadosamente la pequeña caja, asegurándose de aplicar un encantamiento irrompible en los frascos y en el embalaje. Todas las pociones para el Señor Tenebroso estaban ya terminadas y listas para ser entregadas. Severus sospechaba que sería convocado más pronto que tarde, pero esperaba que el Señor Tenebroso esperara todo el mes antes de requerir las pociones.

Mirando la mesa de trabajo casi vacía, Severus estudió pensativamente los tres frascos que había allí. La poción de color rojo oscuro le recordaba demasiado a la sangre y suspiró, cerrando los ojos por un instante.

Esta noche Albus realizaría el ritual de separación de almas y Severus tendría la tremenda responsabilidad de expulsar el alma del Señor Tenebroso del cuerpo y la mente de Harry. Pensar en el chico le había llenado el corazón de alegría y temor a partes iguales. Se sentía muy aprensivo a la hora de lanzar el difícil hechizo desde la mente de Harry, una ominosa sensación de temor le recorría desde que se había despertado aquella mañana.

Recogiendo con cuidado los tres viales, Severus se dirigió al despacho del director. Acechando por los pasillos, no se encontró con muchos estudiantes, ya que la mayoría estaba disfrutando de su fin de semana libre en Hogsmeade.

Severus pensó en Harry, probablemente escondido en la biblioteca de nuevo para permitir a sus mejores amigos la intimidad de su cita. Tal vez lo buscaría después de su charla con Albus, una tarde tranquila con Harry ciertamente haría milagros para calmar sus agotados nervios.

Llamando a la puerta, entró en el despacho del director. Albus estaba sentado detrás de su escritorio, con un gran tomo abierto frente a él y una pila de pergaminos al lado.

-Ah, Severus. Estoy revisando el ritual una vez más antes de esta noche. Ya he informado a Minerva de que no asistiremos a la cena en el Gran Comedor. Si eres tan amable, recupera a Harry y reúnete conmigo en la cámara del ritual a las cinco en punto. El ritual comenzará a las cinco y media y no debería durar más de diez minutos si no hay complicaciones. Entonces te tocará a ti-. Mirándolo por encima de sus gafas, el rostro de Albus era amable pero serio al mismo tiempo.

Severus frunció el ceño. -¿Esperas complicaciones, Albus?-.

-Es mejor estar preparado para cualquier posibilidad, muchacho. Harry ha vivido con un alma extraña entrelazada con la suya durante quince años, sólo podemos adivinar cómo reaccionará a nuestros intentos de eliminarla-. Respondió Albus con solemnidad.

Inclinando la cabeza, Severus sacó los frascos. -Aquí está la poción ritual, Albus. Tienes dos viales de repuesto por si los necesitas. Todos son irrompibles y están encantados para abrirse sólo con tu firma mágica o la mía-.

-Ya veo, muchacho. ¿Una precaución necesaria?-.

-La poción contiene la sangre de Harry, como bien sabes. No sería prudente poner en peligro su vida por un descuido innecesario-. Cruzando los brazos sobre el pecho, Severus miró al director con ojos fríos.

Que la sangre de Harry cayera en manos equivocadas tendría consecuencias desastrosas y Severus no pudo evitar sentirse extremadamente a la defensiva. La sensación de temor parecía intensificarse a cada minuto que pasaba, poniendo sus ya agotados nervios al límite.

Albus asintió, colocando cuidadosamente los viales en el bolsillo de su túnica. -Por supuesto, lo entiendo perfectamente, querido muchacho-. Dijo, poniéndose de pie y caminando hacia la puerta, haciendo un gesto a Severus para que lo siguiera. -Todavía tenemos varias horas antes de la puesta de sol, ¿vamos al Gran Comedor a comer?-.

Severus se pasó todo el almuerzo mirando la mesa de Gryffindor, esperando la aparición del cabeza de pelo desordenado pero Harry nunca apareció. Apenas comiendo y ocluyendo fuertemente, trató en vano de alejar la aprensión y la sensación de presentimiento que lo llenaba cada vez que pensaba en Harry hoy.

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