TRUST (IN) ME

Capítulo 18

Harry no estaba simplemente flotando, ¡estaba volando alto en el cielo! Desde su lección del martes con Severus, ¡sí, Severus! Harry sentía que su vida no podía ser mejor que esto.

Cuando sintió la mano del maestro de pociones jugando con su cabello, Harry primero pensó que estaba imaginando cosas. Algo tan maravilloso no podía ser real. Pero era real y cuando el hombre empezó a tocar la cara de Harry, éste casi se derritió en un charco de babas.

Y entonces lo besó. Snape, Severus lo besó. Fue el beso más increíble, suave y gentil, pero que hizo que los dedos de los pies de Harry se enroscaran con intenso placer. Y cuando el hombre le besó la oreja, Harry se sintió como si hubiera muerto y hubiera ido al cielo. Era la sensación más excitante, enviando pequeñas descargas de felicidad por todo su cuerpo.

Más tarde, se avergonzó de haber gemido de forma tan gratuita y se sonrojó cuando lo pensó. Aunque a Severus parecía gustarle escuchar su nombre de labios de Harry, al igual que le emocionaba escuchar el suyo de labios del maestro de pociones.

Después, Harry tuvo miedo de que Severus quisiera fingir que no había pasado nada entre ellos y volviera a tratar a Harry con indiferencia. Ese pensamiento hizo que su corazón se contrajera de dolor.

Estando allí, mirando los ojos oscuros del hombre que un momento antes lo miraba con tanto cariño, Harry se dio cuenta de que su pequeño enamoramiento se había convertido en algo mucho más grande. Y la idea de perderlo, antes de que pudiera comprender realmente ese conjunto de emociones, lo llenó de una tristeza insoportable.

Pero Severus no volvió a ser el de antes. Secó las lágrimas de Harry y le advirtió que siguiera fingiendo que su relación no había cambiado fuera de las habitaciones del maestro de pociones. Lo que significaba que estaba dispuesto a continuar con esta cosa, como quiera que se llamara, que se estaba desarrollando lentamente entre ellos.

Harry no sabía cómo había encontrado el camino de vuelta a la torre de Gryffindor aquella noche. Todo lo que podía ver era la imagen de Severus en su mente. La forma en que observaba a Harry como si estuviera mirando algo precioso, la forma en que sus ojos se oscurecían cuando Harry le lamió accidentalmente el dedo, la forma en que susurraba al oído de Harry con esa voz baja y aterciopelada...

Harry estaba sentado en la sala común de Gryffindor, con el codo izquierdo sobre la mesa y la cabeza apoyada en la mano, mirando al espacio mientras se suponía que estaba trabajando en sus deberes. Los únicos deberes que hacía sin ninguna distracción eran, por supuesto, su redacción de Pociones, porque quería complacer e impresionar a Severus.

Ooh, Severus... con sus increíbles ojos oscuros y su hermoso pelo largo y una nariz un poco más grande que rozaba tan tiernamente la mejilla de Harry cuando se besaban... mmm...

-Amigo, ¿estás bien? Estás babeando tu papel de Transfiguración-. La voz de Ron penetró de repente en la ensoñación de Harry.

-¿Qué? Oh, sí, estoy bien-. Suspiró Harry, bajando la mirada al pergamino que tenía delante.

Hermione, que estaba revisando la redacción de Ron para corregir cualquier error gramatical, lo miró pensativa.

-Parece que últimamente haces mucho eso-. Dijo. -Mirando fijamente a la nada con una sonrisa tonta en la cara-. De repente, se sentó con la espalda recta y clavó en Harry una mirada cómplice. -Muy bien, dilo. ¿Quién es?-.

-¿Quién es qué?- preguntó Ron confundido, mirando primero a Hermione y luego a Harry.

La chica de pelo espeso sonrió. -¿Quién es el objeto del enamoramiento de Harry?-.

Sonrojándose furiosamente, Harry fingió estar ocupado con la escritura.

-¿Quieres decir que a Harry le gusta alguien? Algún tipo?- Ron pareció sorprendido al principio, pero luego se volvió hacia su mejor amigo con una sonrisa lasciva. -Ooh, amigo, ¿quién es?-.