Capítulo 10

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El resto de las clases del lunes pasaron bastante rápido para Harry. Al tener el mismo horario que Ron, los dos amigos iban juntos a todas partes. Este hecho no pasó desapercibido para Malfoy, que no dejaba de burlarse de ellos diciendo que eran novios de una manera bastante vulgar.

Harry trataba de ignorarlo y distraer a Ron antes de que el pelirrojo se metiera en problemas. Hablar con Ron también era una buena distracción para Harry, ya que no tenía tiempo para pensar en sus repentinas y extrañas reacciones ante Snape. No ayudaba que la gente siguiera preguntándole si Snape realmente le otorgaba puntos durante Pociones.

Hermione seguía sin hablar con Ron, pero había abrazado a Harry, diciéndole lo orgullosa que estaba de él y animándole a estudiar más porque ahora tenía una prueba de que valía la pena. Harry le devolvió el abrazo y le prometió que lo intentaría, riéndose cuando Ron imitó clavarse una pluma en el corazón ante la traición de Harry.

Después de la cena, Hermione se marchó a la biblioteca y Harry volvió con Ron a la sala común, acordando jugar una partida de ajedrez antes de empezar con los deberes.

Sin embargo, la sala común estaba abarrotada y los dos amigos decidieron jugar al ajedrez en su dormitorio, sentados con las piernas cruzadas uno frente al otro en la cama de Ron.

-Protege a tu rey, Harry, o ganaré esto en tres movimientos-. Dijo Ron. A menudo le daba a Harry consejos sobre cómo jugar, pero aun así ganaba. Harry soltó un peón y movió uno de sus caballos en su lugar.

-Mejor-. Asintió Ron, planeando cuidadosamente su siguiente movimiento.

-Oye, ¿Ron? ¿Puedo preguntarte algo?- Preguntó Harry vacilante. Desde esta mañana, no dejaba de pensar en las burlas de Malfoy. No le gustaban las palabras groseras que usaba Malfoy, pero no le molestaban ni la mitad de lo que le molestaba la reacción de Ron ante ellas. Necesitaba saber cómo se sentía realmente su amigo al respecto.

-¿Mmm?- Tarareó Ron, sin levantar la vista del tablero de ajedrez.

-¿Te molesta que Malfoy piense que somos novios?-. Harry jugaba distraídamente con un hilo suelto de su calcetín.

-El hurón está fuera de sí. ¡Como si yo fuera a mirar así a un chico! A mí me gustan las chicas, con sus caderas redondas y sus bonitos pechos y su pelo largo... Ya sabes a qué me refiero, ¿verdad?- Ron miraba a Harry expectante, esperando su acuerdo.

-Umm, en realidad no-. Harry tragó nerviosamente, sin encontrar los ojos de Ron.

-¿No? Pensé que te gustaba Cho el año pasado-.

-Bueno, me gustaba. Pero el beso fue raro y la cita fue simplemente horrible. No me ha gustado nadie desde entonces. Definitivamente, ninguna chica-. Harry miró a su amigo.

-Quizá no has encontrado a la adecuada. ¿Cuál es tu tipo?- Preguntó Ron, con la partida de ajedrez temporalmente olvidada.

-¿Tipo?- Harry se estaba entreteniendo y lo sabía.

-Sí, alta, pequeña, flaca, gordita, rubia, morena... ¿Cuál?-.

-Umm, alta, delgada, pelo largo y negro, ojos oscuros...- Dijo Harry.

-Sí, eso suena a Cho. Ya encontraremos otra que se parezca. Qué tal esa Hufflepuff de séptimo año, cómo se llama... Andrewson, Anderson. Algo así-.

-No creo que eso funcione-. Harry no veía cómo una cita con una chica al azar podría ir mucho mejor que su desastre con Cho. -Y de todos modos, también se trata de una personalidad, ¿sabes? Debemos tener al menos algo en común, ¿de qué íbamos a hablar si no?-.

-A quién le importa la personalidad... mientras te deje besuquearla y esas cosas. ¿Sabes?- Ron estaba moviendo las cejas hacia Harry con una sonrisa lasciva.

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