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— Hasta pronto — susurró Kaia

Sus ojos se habían llenado de lágrimas, se veían como el cielo azul siendo cubierto por las nubes. Después de todo, iba a extrañar a su familia.

— Nos vemos pronto mi niña — murmuró Alexander abrazando a su hija

Kaia estaba siendo cubierta en un gran abrazo, por sus hermanos y su padre, que la protegían y deseaban que ella no se fuera, pero a este paso, ya cada uno comenzaba a tomar un nuevo camino.

— Pequeña, Te voy a extrañar — murmuró el pelinegro

— Yo también los voy a extrañar mucho — admitió Kaia — Ustedes dos, Escuchenme — Habló mirando a los mellizos — Escuchen, es cierto que Alek, Jasha y yo, ya salimos de casa y que hemos crecido, pero ustedes dos, aun son pequeños, aunque tengan diesciseis años ya — soltó una risita — Cuiden a papá y haganle caso — aconsejó — Sigan siendo buenos niños, los amo — di un beso en la frente de cada uno

— Te quiero, hermana — susurró Adrien con una pequeña sonrisa ladeada y abrazó a su hermana

— En vacaciones iremos a verte — dijo Nicole con una sonrisa

— Todos los pasajeros del vuelo cincuenta y dos, sentido desde California, U.S.A hacia Tokio, Japón. Abordar el avión y tomar lugares. El viaje iniciará pronto — se escuchó una voz en las vocinas

— Hasta pronto — Kaia se despidió con la mano y comenzó a correr hacia donde se encontraba el avión

Subió las escalera y al entrar, miró hacia atrás y se despidió con la mano y una pequeña sonrisa.

— Estoy haciendo lo correcto — susurró para si misma

Caminó hacia su asiento, donde se ubicó y miró por la ventana, a partir de esta noche, pasarían muchos días antes de volver a ver a su familia. Se estaba despidiendo de una etapa de su vida, para iniciar un nuevo ciclo, en el cual seguramente se despediría de muchos habitos para adoptar nuevas costumbres. La emoción hacía su piel erizarse.

Luego de unos minutos el avión despegó, la joven chica miró por la ventana, las ciudades se habían vuelto diminutas figuras casi perdidas en la distancia.

Kaia sonrio para si misma, sentía tanta plenitud en su alma.

Miró hacia la ventana una vez más. Todo le parecía tan interesante e irreal, a pesar de haber viajado de esta forma cientos de veces. Todo para ella era tan mágico y hermoso en este nuevo camino. A pesar de tener el corazón completamente roto, también tenía ganas de continuar con su vida, quizá conocería muchas personaa y al fin lograría lo que tanto soñó de niña, saber que las personas que la rodeaban no se irían y ella tampoco. Que sería algo permanente.

Al llegar a su destino, bajó del avión, en el aeropuerto de Tokio. Con sus maletas en las manos, fue a la cafeteria del lugar, donde compró un Te helado y se sentó a tomar su bebida, era algo tan satisfactorio para ella. Estaba calmada y mañana mismo comenzaría a trabajar.

Así que luego de unos minutos, tomó un taxi que la llevó al complejo recidencial en el que había rentado un apartamento, al llegar bajó del transporte, pasó por recepción, donde le entregaron la llave luego de reportaese, y caminando entre zonas verdes y pasillos, llegó a el edificio donde se encontraba su nueva recidencia, sacó la llave de su bolsillo y abrió la puerta.

— Oh — murmuró para si misma viendo el lugar. Definitivamente se sentiría bien ahí. No era lujoso, pero era cálido y tranquilo

Entró y se quitó su chaqueta, dejando su abrigo en el perchero que estaba a la entrada, también dejó sus botas en la pequeña alfombra beige. Luego caminó hacia la habitación, encontrandose con las paredes blancas, una cama perfectamente tendida, mesitas de noche y una perciana que cubría un enorme ventanal, la curiosidad le ganó y levantó la perciana, encontrandose con una hermosa vista.

STAY WITH ME ♡︎ [YANG JEONGIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora