"Tienes que despertar"

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Blake:

Después de una cena ligera, saqué la enorme bolsa de basura que ya se había creado en mi cocina y la eché por el depósito de siempre.

-Olvídalo, cariño, es hora de dormir... -le dije a Coco, quién me había esperado en la puerta con una de sus pelotas en el hocico.

El cachorro soltó la pelota en el suelo con desánimo como si hubiera entendido mi respuesta. Reí por lo bajo, lo tomé en brazos y lo llevé conmigo hasta mi habitación.

-Tendrás que irte desacostumbrando a esto, cada vez pesas más... -Lo puse en la cama, donde él se acomodó al instante.

Mientras me colocaba en ropa un poco más cómoda, mi celular llamó mi atención. Estaba teniendo una llamada entrante de Matt. Llamada que hizo que mi corazón latiera tan fuerte como le era posible.

Después de eternos segundos pensándolo, decidí que no contestaría. Anhelaba tanto escuchar su voz, sin importar lo que tuviera qué decirme, pero responder no sería la mejor decisión si sabía que debía olvidar a Matt a como diera lugar.

Apretando los labios y conteniendo las lágrimas, dejé el celular y en mi mesa de noche y caminé apresuradamente hacia el baño, para poder cepillar mis dientes, así como para poder escapar de ese impulso.

Conforme los minutos transcurrían, mis pensamientos acerca de regresar corriendo a mirar mi celular se fueron desvaneciendo. A pesar de que no había sido nada sencillo.

Debió de haber transcurrido alrededor de media hora, para que fuera capaz de salir de ese baño lista para dormir y no volver a mirar.

Con Coco pegado a mi abdomen, las sábanas enredadas en mi cuerpo y mi muñeca izquierda sobre mi almohada, observaba entre la oscuridad y las luces de la ciudad el brazalete que Matt me había obsequiado.

Quise poder darme un fuerte jalón de cabello, culpándome por no ser capaz de deshacerme de él. Exhausta introduje mi muñeca debajo de la almohada y cerré los ojos decidida a dormir.

Un impulso que hizo a mi cuerpo brincar, me despertó de golpe. Irritada quise retomar mi sueño, hasta que al mirar a mi alrededor noté que había algo diferente en aquella habitación. Me enderecé con gran pesadez y observé con detenimiento cada detalle.

Las luces de Nueva York ahora eran más tenues y el silencio era tan profundo como si residiera en un pueblo fantasma. Pero lo que más me estaba dejando intrigada era como la penumbra se había concentrado de forma anormal en un rincón a la derecha de la habitación.

-¿Quién eres? -cuestioné en voz alta, pero temerosa, sabiendo con mi alma colgando de un delgado hilo, que había alguien observándome.

Aunque aún sabiendo esto, no lograba sentir el terror que debería.

-¿Por qué no tomas una decisión de una vez, Blake?

Esa voz. Dios mío, yo había escuchado esa voz antes.

-¿Quién eres? -pregunté.

-No importa quién soy. No tienes por qué temer... ¿Qué es lo que estás haciendo?

-¿De qué hablas?

-¿En verdad piensas que él puede hacerte algún daño?

-De eso yo no estoy segura...

-Claro que lo estás... Tú sabes bien, que Matt no te haría ningún daño. Le estás temiendo a alguien que ya no existe -aseguró.

-¿Cómo sé que ese alguien no puede regresar?

-Blake, dime la verdad... ¿de verdad crees que Matt se atrevería a lastimarte?

-No... -respondí después de varios segundos-. Pero entiende que no puedo dejar eso de lado, lo que hizo fue terrible...

Set Me FreeWhere stories live. Discover now