Primer tatuaje

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Después de un largo día visitando cada lugar que se había cruzado por nuestro camino, de comer como si no hubiera un mañana y caminar muchísimos kilómetros, Blake y yo descansábamos, tumbados sobre un camastro en la playa.

—¿En verdad creíste que lo harías entrar en razón? —pregunté después de algunos minutos de silencio.

—¿Eh? —Se volvió hacia mí, confundida.

—Tanner... —dije serio.

—Oh... No lo sé, después de todo salí con él un tiempo... Sí, de verdad lo creí —admitió.

—No saliste lo suficiente con él, era evidente que no conocías ni la tercera parte de lo que es.

—Sí, tal vez tengas razón. Fue una pérdida de tiempo... Pero no volveré a hablar con él.

—¡Ha! —Exclamé con ironía.

—¿No me crees? —Se incorporó quedando sobre sus rodillas y me miró con reprobación.

—Claro que sí, preciosa —dije relajado, con mis brazos cruzados detrás de mi cabeza.

—¿Y por qué el "¡Ha!"? —Se cruzó de brazos.

—Porque es obvio que ese tipo no se ha rendido.

—Vamos, me dijo que me había comportado como una cualquiera, dudo que quiera volver a saber de mí.

—Sip, y no me lo recuerdes, porque me dan ganas de estrellar su cara contra el pavimento cuando el calor está en su punto más alto... —Blake rió divertida—. Pero eso no quiere decir nada.

—Estás paranoico, claro que quiere decir algo, quiere decir mucho...

—Blake, soy hombre...

—¡Vaya que lo sé! —Se mordió el labio. Solté una risita y miré al suelo sin poder ocultar mi enrojecido rostro.

—Me refiero a que soy hombre y por lo mismo, sé cómo piensan los hombres. Además estuvieron a nada de formalizar una relación, eso en ocasiones obsesiona aún más. No se va a quedar con los brazos cruzados —dije eso último dejando escapar una pizca de inseguridad en mi voz.

Blake frunció el entrecejo y se colocó a horcajadas sobre mi regazo. Sin si quiera pensarlo, mis brazos bajaron de inmediato para poder posar mis manos sobre sus caderas. Como si su cuerpo fuera el amo y mi tacto su esclavo. Aunque jamás creí que la esclavitud sería un sinónimo de gratitud.

—Da igual, no pienso volver a darle una sola oportunidad a Tanner... —Alborotó su cabello con ambas manos, haciendo de mi vista algo aún mejor, cuando creí que eso ya no era posible. Ese pequeño bikini en color lila era suficiente para traer babeando a cualquiera, y más puesto en alguien como ella. Vamos, Matt, es demasiado pronto para que ya tengas una erección, concéntrate en lo que dice—. Él ya no me interesa... —Sonreí.

—¿Ni un poco? —pregunté juntando las yemas de mi dedo índice y pulgar.

—No, ni un poco... —Se inclinó hacia mí—. Ahora no puede interesarme nadie más... —Susurró sobre mis labios.

—¿Nadie más que...? —dudé, haciendo que ella riera una vez más.

—Nadie más que tú... Ya no veo a nadie más que a ti, Matt... —Habría deseado no sentir nada cuando sus palabras llenaron mis oídos, en realidad siempre deseé aquello cuando los más intensos sentimientos se convirtieron en mis peores miedos. Pero estos días ese lado mío había permanecido en la oscuridad, junto con mi culpa y mis recuerdos. Dejándome en un estado permanente de vulnerabilidad, ante todo lo que esta mujer podía hacer sentirme. Había sido un secreto todo este tiempo y rendirme era todo lo que necesitaba hacer. No podía bloquear esto de mi mente, no quería, no ahora.

Set Me FreeWhere stories live. Discover now