El peligro está en todos lados

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Blake:

Sintiendo que mi cuerpo y mis párpados pesaban, hice un esfuerzo por abrir mis ojos.

Cuando lo logré, noté que el lugar había cambiado. Estaba sobre una enorme cama, el techo y las paredes eran madera y a juzgar por la vista que tenía la ventana a mi lado, estaba anocheciendo.

Pero mi calma no duró cuando me percaté de que tenía atadas mis extremidades y mi boca estaba cubierta por cinta adhesiva.

Empecé a gritar lo más fuerte que pude a pesar del bloqueo en mis labios.

-¡Ah, por fin despertaste, cariño! -dijo Chas entrando a la habitación como si nada-. Te traje un café, aunque tienes que ayudarme a preparar la cena, sabes que soy pésimo cocinando. -Dejó la taza de café en la mesa de noche y me miró cuando se dio cuenta que no paraba de hacer ruido-. Nena, vas a hacerte daño, deja de hacer eso...

Insistí furiosa, ya que no podía expresarme como quería. Deseaba tanto decirle lo peor.

-Vale, vale... -Se sentó en la cama y me quitó la cinta de la boca.

-¿¡Qué carajos pasa contigo, bastardo de mierda!? ¿¡Dónde estoy!? ¡Suéltame, maldito enfer...

Habría continuado de no haber sido, por su mano sobre mi boca, al tiempo que sacaba un arma de su bolsillo para colocarla sobre mi mejilla.

-Shh, shh, shh... no querrás que ponga una bala en tu hermoso rostro, amor...

Abrí los ojos como un par de platos y permanecí quieta, sin evitar que mi cuerpo temblara.

-Sí, estoy seguro de que no quieres eso... -dijo apartando un mechón de mi cabello con el cañon del arma-. Pero no te equivoques, no te cubro la boca para que nadie te escuche, sino porque me gusta el silencio. Aquí puedes gritar todo lo que quieras, cielito. Nadie te escuchará. -Acarició mi mejilla con su mano izquierda.

Comencé a llorar sabiendo que estaba totalmente vulnerable.

-No, no llores... -dijo secando mis lágrimas con su pulgar-. Vamos a ser muy felices, cariño, a pesar de que me hayas hecho tanto daño cuando te involucraste con ese idiota...

Comencé a llorar con más fuerza de saber que tal vez jamás volvería a ver a Matt ni a ninguna de las personas que amaba.

-No puedes imaginar mi rabia al saber que te tuvo... Y aparte de todo hizo que te hicieras un tatuaje... -dijo con repulsión-. ¡Eres una cualquiera! -gruñó lleno de ira al tiempo que me daba una bofetada fuerte bofetada, dejándome a la orilla de la cama, con la cara hundida en el colchón.

-¿Por qué haces esto? -pregunté entre lágrimas-. Después de todo el tiempo que te dediqué...

-Ay, mi amor, no tenía opción... -dijo con un tono más pasivo-. No estaba dispuesto a perderte. Traté de ser bueno, pero tú me rechazaste. Y si no es por las buenas, será por las malas.

-Maldito enfermo... -le dije mirándolo con odio.

-No, no, no... De ahora en adelante vas a tener que respetarme, cariño. Después de todo queremos que esto funcione, ¿no es así?... Por lo tanto...

Desató mis muñecas y pies rápidamente y me tomó del cabello haciendo que me incorporara.

-¿Qué te parece si establecemos mejor los parámetros de nuestra relación?

Tiraba tan fuerte, que mis manos subieron involuntariamente a las suyas, intentando así que me liberara, pero obviamente era inútil.

-Vas a hacer todo lo que yo te diga, vas a comportarte como una dama, y de ahora en adelante no hay ningún hombre en tu vida más que yo. ¿Te parece bien?

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora