Tú en el momento exacto

44 7 0
                                    

Blake:

Con mi uniforme ya puesto y una ligera capa de maquillaje para cubrir mis cansados ojos, salí de mi apartamento, no sin antes asegurarme de que Matt estuviera afuera.

Habían pasado alrededor de cuatro días y no había visto ni la más mínima señal de vida de él. Los cuatro días más eternos de mi vida.

Amy y Amelia seguían viviendo en su apartamento, pero él no estaba más.

Odiaba tener que cuestionarme y angustiarme cada noche. Pensando si estaría bien, en dónde estaría ahora, o si pensaba tanto en mí, como yo en él.

De vez en cuando abría su chat. Sólo para ver nuevamente que la foto en su perfil a mi lado seguía intacta. Y tal vez de vez en cuando también para apreciar ese tormentoso letrero de "escribiendo...", sólo para no recibir nada al final. Viendo así, como dejaba de estar en línea por otras seis o siete horas más.

El lado de mi cama en el que siempre solía estar, ahora permanecía frío. Pero aún podía inundar mis fosas nasales del aroma de su perfume impregnado en la almohada, las noches en las que sollozaba sobre la misma, pidiendo a Dios que esto sea sólo una pesadilla. Pero él no parecía escuchar mis plegarias. Nunca en realidad parecía hacerlo. Ni siquiera sabía por qué seguía teniendo la más mínima creencia en eso.

Mi única fuerza ahora era recordar lo que él había hecho. Recordar su historia y poner esa escena de él en mi cabeza, sólo para logar olvidarme de sus tiernos besos, de sus lindos ojos, de su seductora voz, su tacto, su hechizante sonrisa y de esos hoyuelos, al menos por un par de horas.

—Hola, Tann... —saludé a Tanner al llegar.

—¡Eh, hola, Blake! —Dio un beso en mi mejilla.

—¿Te ha dicho el supervisor si voy contigo o con Matt? —pregunté.

—Sí, irás con Matt el día de hoy.

—Mierda... —musité.

—¿Qué pasa?

—Nada... —Puse un mechón de cabello detrás de mi oreja—. Oye, ¿cómo crees que me vería con cabello cobrizo? —Cambié de tema.

—Blake, dime qué ocurre...

—Es que yo...

—¿Matt te hizo algo?

—Nope... —Suspiré.

—¿Entonces? ¿Terminó contigo o algo así?

—No, yo terminé con él... —dije para después apretar los labios, evitando llorar.

—¿Por qué? —Frunció el entrecejo.

—No puedo decirte... por favor no lo cuentes... —supliqué.

—No, claro que no, pero, Blake...

—Un segundo... —dije interrumpiendo su oración, cuando entró una llamada a mi celular.

—¿Sí?
—Hola, Blake, soy la doctora Grace, ¿cómo estás?
—Hola, doctora... Ahm... yo bien, ¿y usted?
—Estupendo, he regresado de mis vacaciones y me preguntaba si aún quieres esa consulta.
—Oh, eh... supongo que sí... Aunque no será por la misma razón... sólo será un... chequeo...
—De acuerdo, por supuesto... ¿Te parece este viernes a las cuatro?
—Claro, está perfecto.
—Bien, te veo el viernes, Blake...
—Hasta pronto, doctora. —Colgué.

—Ahm... Blake... —Tanner se acercó—. El supervisor me pidió que te avisara que Matt se reportó enfermo... el vuelo se canceló.

—¿Qué?

Set Me FreeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora