Una estrella más...

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Blake:

Al llegar a Toronto, las chicas y yo bajamos del avión, directo al primer restaurante que hallamos.

Mi vista iba de un lado a otro, buscando a Matt. No podía esperar a verlo de nuevo.

—No puedo creer que aún nos falten más horas para llegar a dormir —dijo Roxana con un puchero.

—Yo muero de hambre... —dije echando un vistazo al menú—. ¿Por qué estás evitando a Leah? —Me volví hacia ella.

—¿Eh?

—Últimamente siempre pareces molesta cuando ella está cerca.

—Es una idiota... —Rodó los ojos.

—Creí que eran buenas amigas. ¿Qué pasó? —cuestioné intrigada.

—Ahm...

—¡Hola, nenas! —Leah llegó a acomodarse en nuestra mesa, interrumpiendo a Rox—. ¿Ya ordenaron?

—Aún no... —respondí—. Queríamos esperar a Matt y a Tanner.

—Ah... ¿Y a mí, no? —cuestionó Leah, indignada.

—No... —dijo Rox, sin más.

Di un codazo en su brazo y abrí los ojos como platos, sintiendo como la incomodidad se apoderaba del ambiente.

—Claro que sí, también te esperábamos a ti, Leah —dije con una amistosa sonrisa.

—¡Aprende de Blake, grosera! —le dijo a Roxana.

—Ahí vienen los chicos... —anunció Rox, cambiando de tema.

—Hola, preciosa. —Matt dio un tierno beso en mi mejilla, provocándome una sonrisa.

—Hola, Blake... —Saludó Tanner, aproximándose a mí, pero antes de que pudiera estar cerca, Matt lo tomó por la ropa y lo hizo ir a la silla al lado de Leah—. Sí, sí... —dijo con resignación, entendiendo el mensaje.

—Hola, Tann... —saludé entre risas.

—Me alegra ver que sean amigos ahora —dijo Rox.

—Mneh... —exclamó Matt, haciendo que Tanner llevara su mano derecha hacia su pecho, adoptando así una pose de total indignación—. ¿Qué quieres ordenar, linda? —me preguntó.

—Quiero la hamburguesa de pollo con papas grandes —dije con mis ojos puestos en la carta.

—Pediré lo mismo que tú... —Besó mis labios.

—Creo que yo pediré la de doble carne... —añadió Tanner.

—Yo muero por unas alitas —dijo Rox.

—Quiero unos palitos de queso... —dije teniendo antojo de realmente todo lo que encontraba en la carta.

—Yo pediré una ensalada... Demasiada grasa... —dijo Leah con una mueca de asco.

—Amas la grasa como todos aquí —aseguró Rox, blanqueando los ojos.

—Ya, pero es mejor cuidarnos... A mí sí me preocupa engordar y que el supervisor me despida.

Después de aquél comentario de Leah, levanté la vista del menú, percatándome de que todos la miraban con repulsión. Situación en la que decidí mantenerme al margen.

Cuando acabamos de comer, Matt y yo, esperamos juntos la hora del siguiente vuelo.

—Agh... no entiendo por qué Roxana sigue invitando a Leah a comer con nosotros —comentó Matt de la nada.

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