Capítulo 20

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El tiempo restante a la festividad más esperada en el año había llegado por fin. Navidad había pasado a un segundo plano; los regalos y demás fueron de menor interés cuando el 31 de diciembre arribó en el calendario.

Toda la Bahía estaba corriendo de un lado a otro desde temprano en la mañana: las últimas compras para los vestuarios de la gente eran comprados, la peluquería estaba completamente repleta de gente que buscaba arreglarse desde temprano, la patrulla canina ayudaba en lo posible a todo el mundo y en la sala donde se llevaría a cabo el evento. La bahía un desorden entero.

Eran exactamente las 12 del día, tiempo en el que el sol estaba en el punto más alto del cielo; esto favorecía las calles pues la nieve se derretía un poco más rápido, sin embargo, Chase, Marshall y Rubble se encargaban de limpiar el exceso de la suave escarcha para un paso seguro.

-Chase, terminé la calle del parque- el intercomunicador del pastor alemán resonó con la voz de Rubble. Presionó un botón que le permitiría ser escuchado por el cachorro constructor.

-Bien, haría falta la calle enfrente a la playa y habrás terminado- comunicó al revisar un mapa de la bahía en una pequeña pantalla situada en su vehículo, recibió un "está bien" y la llamada se cortó. Al instante una nueva llamada se hizo presente en el intercomunicador.

-¿Chase, me escuchas?- la dulce voz de su pareja se escuchó desde la bocina sacando una pequeña sonrisa al can policía. Se dio una bofetada mental para volver en sí, carraspeó un poco para aclarar su garganta y poder contestar.

-Te escucho, ¿qué sucede?- preguntó con un tono algo preocupado; si bien Marshall ya no era tan torpe gracias a los cuidados de Chase, aún corría el riesgo de lastimarse con algún tropiezo. Recibió una risilla que lo calmó plantando nuevamente una sonrisa en su rostro.

-No es nada malo, es solo que ya terminé con este camino, ¿me queda alguno más por limpiar?

-Déjame revisar...- al ver el mapa notó que la parte de Marshall estaba completada en su totalidad, se alegró por eso pues quería decir que su pareja podría volver al ayuntamiento para ayudar y recibir el calor del salón- ya terminaste aquí, puedes volver al ayuntamiento, Marshall.

-¿Y tú?- volvió a preguntar el de manchas con curiosidad.

-Aún tengo que terminar esta calle y ver si Rubble necesita ayuda- un silencio se instaló en la llamada luego de su respuesta, suspiró enternecido y contestó-. No te preocupes, apenas termine aquí volveré al salón contigo, te lo prometo.

-Está bien... te quiero- la sonrisa de Chase se ensanchó por el cariño que sintió florecer desde su pecho.

-Y yo te amo- siguiente a esto la llamada terminó. Con un sentimiento grato suspiró y siguió con su trabajo para cumplir con su promesa.

...

-¡¿Dónde están los centros de mesa?!- una alterada _____ hacía presencia en el salón donde daría inicio el baile, se encontraba terminando de organizar los detalles menores de último momento y, su estrés junto a algo de ansiedad, estaban creciendo mientras el tiempo corría hacia la hora de apertura.

-¡Están en la oficina de la alcaldesa!- mencionó Zuma desde la pequeña tarima donde se ubicaría la música y el pastel de cumpleaños.

Inmediatamente la castaña corrió hacia la oficina notando una caja que tenía los centros de mesa: floreros blancos, delgados y alargados sujetando un grupo pequeño de flores falsas, palos y algunas serpentinas en azul; levantó la caja y recorrió el camino hecho anteriormente para comenzar a ordenar las mesas.

Una vez llegó notó a Marshall; agradeció al cielo en sus adentros y, posando la caja encima de una mesa, llamó la atención del pequeño.

-¡Marshall! ¿terminaste ya con la nieve?- preguntó con curiosidad al tiempo que colocaba los centros de mesa.

Jamás lo esperé (Ryder x tú)Where stories live. Discover now