Capítulo 64 - "El menú nocturno"

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[El menú nocturno]

Cheryl

- Cheryl - La voz sonaba de ultratumba resonaba por sobre las olas de esa playa paradisiaca - Cheryl - Se volvió a escuchar, junto con un par de piquetes que apenas podían confundirse con mosquitos traviesos - Cheryl, te estoy hablando

- ¿Mhm? - Farfullé haciendo esfuerzos por abrir los ojos

- Tengo hambre

Enterré con fuerza la cabeza en la almohada

- Eso es mentira - Alcé la voz entre las almohadas - Tú tienes sueño, mucho sueño y vas a dormir en un par de minutos

Los piquetes se reanudaron en un par de segundo

- No seas cretina - Lanzó con una tierna voz de niña amañada - Debes alimentar a tu esposa embarazada - Otros piquetes en mis costados y como un argumento de lo cretina que estaba siendo, su estómago realmente rugió - Y a tu bebé que parece ser un energúmeno insaciable

Giré la cabeza, abriendo los ojos para encontrar directamente el vientre abultado a la luz de la luna y su perfecto perfil siendo iluminado con ese exótico color blanco que la hacía ver casi angelical. Detallé sus rasgos, encontrándome directamente con esos ojos gigantes que adoraba con mi alma y esos labios que parecían tener un sabor tan particular que aún no podía descifrar y que claramente, deseaba seguir experimentando por el resto de mi vida

Me moví hasta quedar de costado, con esa pequeña bolita entre mis manos como si fuese lo más preciado del mundo y en estricto rigor, así era. Luego miré a mi esposa, completamente entregada, derretida por la inocencia de sus ojos y el tierno brillo que había adquirido cuando se enteró de su embarazo. Precisos siete meses y dos semanas se cumplían el día de hoy, siete meses con dos semanas en que yo veía la perfección echa persona caminando por la casa en sujetador de mamá y bragas pequeñas

- De verdad, tengo hambre - Jadeó amañada - Quiero comida, mucha comida

- ¿Y?

Toni resopló

- Tienes que traerle comida a tu esposa embarazada y al alíen que patea mis costillas - Bufé y ella sonrió al saber las razones por las que lo hacía - Porque si yo no duermo, nadie en esta playa paradisiaca duerme

- No le digas Alíen a tu hijo - Le reprendo moviéndome hasta que mi boca terminó sobre su ombligo - Este pequeño príncipe merece un poquito más de amor, porque ya tiene sus oídos desarrollados y puede escuchar

- Yo lo cargo, así que llamaré al alíen como se me dé la gana - Farfulló - Sobre todo si mi esposa no me alimenta y él insiste en apretarme la vejiga con tanto apremio - La escuchaba rezongar, pero sabía que estaba sonriendo al verme tan agazapada a su pancita - Por favor, comida

- Son las cuatro de la mañana - Susurré con cierta incredulidad - Pero puedo llamar a servicios a la habitación para que traigan algo de comer - De inmediato, una sonrisa se instaló en sus labios - No me puedo resistir a tu maldita sonrisa tierna, es casi imposible, mujer del demonio

Ella solo tomó mi mandíbula con dulzura, maravillándome con la calidez que solo me podía transmitir su piel tersa que me conocía de memoria. Desde que se había embarazado, el pedir comida a altas horas de la madrugada para luego cebarme con caricias dulces que me perdían y me dejaban completamente sumida en ese sentimiento inagotable de amor puro

Cuidadosamente escalé su cuerpo, procurando no aplastar ese bultito notable que cada día se hacía mas grande, hasta que sus labios me ofrecieron una letanía inefable de todo lo hermoso de esta vida y de todo lo que la vida tenía para ofrecerme. Mientras la besaba, repetía una y otra vez que la amaba, que estaba completamente enamorada y loca por esa mujer que cada día me recibía con sonrisas, bromas y caricias que bailaban entre la inocencia pura y la incitante calentura de una embarazada pervertida

Sexting ✔️Where stories live. Discover now