Capítulo 57 - "Creo en ti"

812 91 3
                                    

[Creó en ti]

Antoinette

¿Ella me pedía perdón a mi?

- ¿Ya no estás enojada conmigo por los besos con...? - Delicadamente su dedo en mi labio inferior - Pero... pero... - Bajé la mirada completamente apenada - Terminaste conmigo...

- Olvídate de todo lo que pasó estas últimas semanas - Farfulló completamente temerosa - Por favor, solo olvidemos todo, incluso a Verónica Lodge - Podría apostar que ella lloraría en algún momento - Y si no quieres olvidarlo, no importa, porque yo quiero amarte y estoy dispuesta a conquistarte aunque el corazón y el tiempo se me vaya en ello - No me di cuenta de como se había movido hasta estar entre mis rodillas hasta el punto de solo ser separadas por una pequeña porción de cama - Por favor, solo, déjame demostrarte que soy merecedora de tu amor

Mi mente atrofiada por la emoción había provocado que mis manos tomaran su cintura y que una mueca bastante deplorable terminara grabada en mi rostro. Tenía la cabeza torcida, el entrecejo arrugado y la boca medio abierta como si el hecho de tenerla así me ayudara a pensar con más claridad

- Entonces... - No quería quedarme con la duda - ¿No quieres volver a terminarme?

Cheryl sonrió

- No comprendo como es que alguien tan horriblemente pervertida y suspicaz, pueda ser tan torpe y dulce - Susurró mientras acariciaba con cuidado mi mejilla - ¿Alguna vez he dicho que amo tu carita confundida?

- No entiendo - Murmuré - Tu... tu... no me querías ver - Ya sin poder aguantarlo más, bajé la cabeza - Tu no me crees, no crees que yo... yo... - No quería llorar - Yo si te amo, por favor, créeme

- Te creo - Murmuró barriendo esas lágrimas erráticas que habían escapado - Siempre debí creerte - Un pequeño movimiento hubiese terminado con ella recostada sobre mi pecho - Tu me amas más que a nadie, me amas con entrega y devoción. Yo... yo quiero demostrarte que te amo de la misma manera y que no hay forma de que deje escapar a mi hermosa mujer - Sus labios rozaban los míos, pero no me besaba - Es decir... si me lo permites - Esos preciosos ojos se cruzaron con los míos y rompieron de muchas maneras mi propia alma - ¿Me lo permites?

- ¿Puedes besarme? - Supliqué - Por favor, ya te extrañé demasiado tiempo como para seguir esperando otro poco

Los labios de Cheryl llegaron incluso más rápido de lo esperado, mordisqueando y capturando con extensa ternura, pidiendo permiso de manera distraída hasta acariciar la mía con la punta de la suya. Esa caricia casi dulce fue subiendo de intensidad cuando sus dientes tomaron mi labio inferior y lo tomaron en un gesto de completo salvajismo

El fuego que siempre parecía arder en nuestro interior de manera constante terminó por surgir al exterior y quemar fieramente la piel. Sentí como el calor de sus muslos acunaban mis caderas con una lentitud que era totalmente torturante, mientras su labio inferior se acomodaba entre los míos con delicadeza de una mariposa que asechaba un capullo. Esa insinuación cadenciosa de deslizó entre sus labios, para lamer el mío, terminaron por romper completamente mi voluntad

Tomé con fiereza sus nalgas, apretando su pelvis contra la mía, intentando controlar ese instinto animal que luchaba contra la resaca para poder expresarse en todo su esplendor. Me aferraba a su carne caliente, arrastrando mis uñas por la piel casi desnuda de sus muslos con el fin de lacerarla de alguna manera; quería marcarla como mía

- Detente - Gimió cuando mis labios encontraron ese punto suave entre su cuello y su clavícula - TT, no me hagas esto

- No quieres que me detenga - Farfullé mordiendo vilmente su cuello - Y yo no quiero detenerme - Tomé sus nalgas y sin piedad alguna restregué su pubis, tan hirviente como el mismo infierno contra mi pecho - ¿Por qué me dices mentiras cuando me estabas pidiendo perdón?

- Quizás... - Tomé sus labios en un beso voraz, casi despiadado - Esta vez... - Tomé con violencia su cuello, obligándola a mantener sus labios pegados a los míos en un beso salvaje que apenas contenía el torrente de sentimientos que se alzaban furiosos - No debamos preocuparnos tanto del sexo

Tomé con fuerza su labios entre mis dientes 

- Pero yo quiero - Refuté succionando su lengua - Llevo demasiado tiempo sin sentirte

- ¡Dios, dame fuerzas! - Imploró a los cielos, tomando de mis cabellos en una clara protesta a mis besos erráticos - TT, quiero conquistarte

- ¿Alguna vez te dije que me conquistan por la concha?

La risa perezosa terminó por encantarme, dejándome con la boca abierta y los ojos tan grandes, que de ser dos faroles habrían iluminado todo el lugar. Solo me quedé ahí, con la mujer más caliente del mundo sentada sobre mi regazo, con los labios rozando mi nariz y con los brazos echados sobre mi cuello

- ¿No se supone que es por el estómago?

- Es que ese ya lo conquistaste - Murmuré subiendo con caricias dulces por sus costados - Creo que fue lo primero que me robaste - Ya no había atisbo alguno de calentura entrañable que ardía entre ambas, sino que había algo un poco más profundo - Luego me robaste el corazón y al final, los orgasmos

- Deja de hablar cochinadas - Refunfuñó - Yo solo quiero hacerte el desayuno y darte cariños hasta que sientas que todo mi amor está puesto en ti

La mirada tierna y la vulnerabilidad en sus ojos no hizo más que desarmarme de una en una cada una de las secciones de mi alma. Cada una de las piezas que se desmoronaba en el sentido más delicioso de la palabra, la estaba amando por partes separadas, hasta construir esa pared infranqueable que nos aislaba del mundo exterior que nos quería hacer daño

- ¿Crees en mí? - Pregunté con la reticencia natural que me había instaurado un sinfín de decepciones - Tu de verdad crees en mí, Cher

- Creo en ti - Respondió en una dulce caricia - Creo en tu amor. - Entonces, sus ojos escrutaron los míos y como si tuviera un opción diferente a la de solo mirarla a las lejanías - Creo en cada caricia y cada beso que me diste, porque es lo más real que me ha pasado nunca

- ¿Aunque sea una idiota que solo habla tonterías?

Sus manos acunaron mis mejillas y un beso aterrizó en mi nariz

- Eres mi idiota, Antoinette

El fuego se había apagado, pero no de la peor forma, sino que de la más tierna que jamás se había tejido entre nosotras. Esta vez solo vivíamos para enredar los brazos en la otra, acurrucándonos como si la vida dependiera de ello y entregándose por completo a esa dulce necesidad de amar frente a todo

La sentía, sentía sus caderas amoldarse a las mías, sus piernas entrelazándose en un encadenamiento que parecía completamente imposible de romper. Luego sentí su corazón, latiendo junto al mío, en un ritmo perfecto y completamente sincronizado; habíamos llegado a una complicidad en la que nadie más podía irrumpir

Se podía decir que casi ronroneaba cuando su mano se balanceaba en mi costado y me amoldaba más a su cuerpo, rompiendo cualquier estigma de espacio personal que alguien pudiese tener

- TT - Susurró en alguna hora aislada cerca del almuerzo - ¿Quieres ser mi novia?

- Ya soy tu novia - Refuté con cierta duda en la voz - Me pediste hace algún tiempo que fuese tu novia

- Pero te terminé - Murmuró apenada - Y yo... yo no quiero dejar nada a la interpretación - Parecía afligida - Yo quiero que de verdad seamos nosotras, en toda regla, en toda ley

- Pero también me pediste que lo olvidara todo

- No quiero olvidarlo - Se rehusó a aceptar - Quiero que esta sea nuestra historia, compleja y llena de amor, pero completamente real - Si supiera que no había nada más real que sus ojos mirándome con amor, que los míos entregados por completo - Quiero que cuenta cada segundo, cada minuto, cada día, así sea bueno o malo - Suspiró cuidadosamente, temerosa - Es por eso por lo que quiero que me respondas, ¿quieres ser mi novia?

El sonido estrepitoso de alguien irrumpiendo en su hogar, en nuestro momento

- ¡No creo que seas tan imbécil como para creer en esas vacías palabras de amor!

Sexting ✔️Where stories live. Discover now