~Atte. Un humano

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Un nuevo pasatiempo mantenía a Midori ocupada, al punto de negarse a querer recibir a Ichimatsu o salir juntos, cosa que ponía a este último con los pelos de punta, siempre que Midori desaparecía tenía miedo de que fuera a encontrarse con sus hermanos, pero tal y como había probado antes, por causas del destino, nunca se cruzaban, sin embargo, Ichimatsu tenía sospechas de lo que ella hacía cuando le decía que no podía recibirlo, por lo que decidió seguirla un sábado por la mañana.

Ella no vestía como si fuera a ver a alguien a una cita, solo usaba ropa cómoda, unos pants y una playera cualquiera. Midori se dirigía ahora al río nuevamente y hacer lo que ya era rutina para ella desde hace un par de semanas desde que encontró aquella primera carta, que era acercarse a la casilla y en vez de pedir una caña, pedía una red para ayudar a limpiar el río de hojas y cualquier basura que pudiera caer ahí.

- Jovencita Nanahara, gracias a su esfuerzo, el río está más limpio que nunca -

- No creo que sea para tanto, el río ya se encontraba bastante limpio cuando llegué, solo hago lo mínimo, además, ya le dije que lo hago por las cartas -

- Sí, como hay un puente por allá al fondo, muchos van a tirar sus cartas de amor al río, veo que te apasionan los dramas románticos, típico de una joven como usted -

- No son precisamente de ese tipo de cartas pero sí son interesantes -

- Como sea, igual su trabajo voluntario ha ayudado mucho por aquí, ya no podía hacer bien mi trabajo, solo soy un simple anciano, pero ve, toma la red y vete antes de que el sol se ponga más intenso - aquel señor parecía tener a Midori en buena estima.

Con red en mano, se acercó a remover las aguas un poco para alzar cualquier basura que hubiera en el río, y acto seguido recogía dichos desperdicios con la red, y con ayuda de unos guantes, revisaba si no había más cartas, le tomaba un par de intentos pero cada vez que iba, salía de ahí con dos o tres cartas.

Ichimatsu iba a irse pero vio a Jyushimatsu a lo lejos, se dirigía justamente a donde Midori estaba, pero antes de que pudiera detenerlo, Jyushi corrió directamente hacia el río y saltó en él, y nadando con su fuerza descomunal, salpicaba con tal intensidad que parecía que era una lancha la que pasaba, y justo salpicó a Midori haciendo que cayera de espaldas sobre el duro suelo, estaba empapada ahora, y lo hubiera considerado de mala suerte de no haber sido porque esa cosa que pasó le arrojó dos cartas más, una sobre su cabeza y la otra a unos centímetros junto a ella, ese día recolectó cinco cartas más.

Su trabajo por ese día había terminado, sin mencionar que ahora estaba empapada y debía volver a casa.

- ¡Pero Nanahara! ¿Que te pasó? - exclamó preocupado el señor de la casilla

- Algo pasó rápidamente por el río y me mojó... volveré a casa antes de que me de un resfriado -

- Toma, llévate esto y me lo devuelves la próxima
vez que vengas - el señor entró y volvió con una toalla

- ¡Muchas gracias señor Watanabe! Prometo traerla de regreso mañana, bien, me retiro por hoy -

- Espera, hoy no me dijiste cuantas cartas encontraste -

- ¡Cinco cartas! -

- Ahora sí, vete y aprovecha tu día de buena suerte -

- Lo haré, ¡gracias señor! -

Y así, Midori volvía contenta a casa pese a estar escurriendo agua, el sol la mantenía caliente y el cielo despejado la tenían de buen humor, hasta que apareció su amigo nini.

- Ah, Midori, justo iba de camino a visitarte -

- ¿E-en serio? Creí haberte dicho que no podía recibirte hoy -

One Girl, Two Matsunos?!Where stories live. Discover now