—¿Qué pasa? —inquirió Hekapoo.

—N-no lo sé. Nunca me había pasado esto...

—¿Qué se supone que debe pasar?

—El portal debería mostrar a Marco —intervino Janna—, ¿no es así?

La princesa volvió a hacer el intento pero el resultado fue el mismo, la imagen seguía sin mostrar nada claro.

—¡No entiendo qué pasa! —dijo Star angustiada, a lo que Tom y Janna trataron de tranquilizarle.

Hekapoo mantenía un silencio dubitativo. Entornó la mirada, parecía ver más allá de aquella estática, y es que dicha interferencia mostraba una secuencia de patrones hexagonales, como si se tratara de un nido de abejas.

—¿Licantia? —se dijo a sí misma en voz baja. Tom la escuchó.

—¿Qué? ¿Licantia? —reaccionó el chico—. ¿El reino de los lobos?

—Es una posibilidad... Aunque no sé cómo o por qué Marco acabaría en ese sitio.

—He escuchado hablar de ese lugar, aunque siempre pensé que era un mito. Alta tecnología y uno de los mejores ejércitos entre los reinos. Se dice que la princesa posee una belleza incomparable —dijo el demonio con una mirada perdida hacia el techo—. Que con solo su mirada es capaz de derretir a cualquier chico... —Pero cuando miró hacia abajo se topó con una Star que le devolvía una mirada terrorífica, haciendo que el chico tragara pesado.

—¿Ah, la princesa Selene, no? Pues yo he escuchado que su hermano, el príncipe Keyren es un chico muy apuesto, fuerte, valiente... todo un caballero extremadamente atractivo. Ninguna chica que se precie lo rechazaría.

—Oye... No creo que sea para tanto.

—¿Bromeas? Es un papucho, su cara parece tallada por los mismos ángeles. Bueno, o eso es lo que dice Ponny head, ella sí lo ha visto.

—Ay ajá...

Ante aquella extraña escena de celos, Hekapoo decidió intervenir, algo que incluso Janna se vio tentada a hacer.

—Selene no es princesa, es reina —corrigió la demonio—. Sus padres murieron hace mucho, así que ella ascendió al título de monarca. ¿Podemos concentrarnos, por favor?

La pareja solo se quedó en silencio. Ambos apenados.

—Bruja, creo que tú podrías ayudar.

—¿Tú crees? —respondió Janna.

—¿Bruja? —inquirió Tom confundido.

—Tengo una corazonada —continuó Hekapoo. Se acercó de nuevo al portal, no sin antes pedirle a Star que intentara mantenerlo estable, a lo que ella asintió.

Janna se acercó y Hekapoo tomó su mano haciéndola tocar el portal. Fue entonces que la bruja lo entendió.

—Se siente... líquido... —dijo con una mirada de asombro a la que Hekapoo asintió con una sonrisa.

—Ondas de manantial... —dijo la demonio dejando esa frase en el aire que Janna terminó:

—Espejo natural...

Entonces sus ojos brillaron al mismo tiempo que sus palmas, llevando ambas manos de nuevo hacia la superficie del portal. Ante lo visto Tom pegó un sobresalto, y aún más confundido que antes se preguntaba qué rayos estaba pasando. Star por su parte sonreía exaltada al ver a Janna hacer magia.

—¡Qué emoción! ¡Qué emoción! ¡Qué emoción!

Segundos después, aquella interferencia en el portal se había disipado casi por completo, mostrando una imagen clara. Una imagen que a su vez, dejó a todos desconcertados, y a Hekapoo con una mueca contraída y la mandíbula apretada.

Dimensión en llamasWhere stories live. Discover now