Revelación

8 2 0
                                    

— En mi defensa... mis circuitos están inquietos.

A veces olvidaba que Jimin torturó y desmembró a todos los revolucionarios del norte por un par de años. Sus manos sucias se apoyaron en sus caderas y vio el desastre que había creado en ese pasillo abandonado.

Estábamos en Namsan, un par de bares aun abrían y vendían alcohol adulterado a las pocas personas que conseguían dinero. Era un buen lugar para buscar a alguien desagradable, aquí todos parecían saber lo que sucede, incluso en medio de su drogadicción. Jimin quien me acompañaba a en todas las misiones había terminado por matar a tres hombres que casi matan a una pobre mujer para cobrar el alquiler de un sótano que ni siquiera era de ellos.

— Si ya terminaste, limpia este desastre.

— No pareces de muy buen humor.

— Una vez más el camino que le seguía a Junmyeon ha terminado en un callejón sin salida. — entramos de nuevo al bar e hice una mueca cuando un par de jovencitas intentaron llevarme del brazo. — gracias a todas ustedes... pero no puedo hacerlo levantar con nada.

— ¡¿Está hablando en serio?! ¡Siento mucha pena por usted!

Sentí que Jimin reprimió una carcajada, pero mi rostro seguía serio.

— Lo juro, ninguna de ustedes podrá revivirlo. Es hombre muerto.

— Podemos intentarlo joven apuesto... seguramente no ha conocido una buena mujer... — una joven delgada y ojos saltones en delineador casi me arrastra.

Yo la aleje con un solo movimiento de mi brazo. Jimin las alejaba mejor, solo ponía sus ojos de autómata y brazos cruzados.

Yo suspire a un lado de la puerta.

— Te aseguro que no encuentro interés en hacerlo despertar en medio del fin del mundo. — murmuré dejándolas rechistando.

— Solo tienes que ponerla, es eso.

Seokjin había escuchado todo y ahora caminaba a mi lado con un brazo en mi hombro.

Tomamos la sombra más oscura de la calle para pensar que hacer.

— Cállate.

— Hyung, ¿dónde están los demás? — Jimin nos seguía el paso más calmado y con manos limpias. — ya quiero llegar a casa...

— Invocando espíritus o algún demonio incubus.

— ¿Nanhee noona aceptó ir con Jungkook?

Mire al peli negro que ahora lucia su cabello hacia abajo y ropas de marca. Este otoño había sido bastante sombrío con niebla incluso en la ciudad.

— Sí, tu hermana va a estar bien. Te aseguro que con Nanie nada va a escapar de esa protección. — alardeaba como él amaba hacer con sus labios rellenos. — Kook simplemente lo arruinó sugiriéndole que se quedara en Busan, como si alguna de esas mujeres escuchase lo que le decimos. Si fuera tan fácil Nanie estuviera en Japón meditando frente a una estatua de hombre gordo y no luchando contra un lunático que quiere eliminar la humanidad.

— El solo es precavido, la señorita Kim es bastante fuerte y valiente... pero un demonio es algo que ni siquiera se puede ver.

— Pero yo lo puedo ver.

— No es de mucha ayuda si sigues bromeando con eso. Hanie me dijo que ya no es constante y ha aprendido a ignorarlo... se aburrirá pronto, solo la deidad del agua le lleno la cabeza de temores al menor. Es un crío. — murmuré defendiéndolo un poco.

Lo había hablado con Hanam, su descontento e incertidumbre. En este lado es más común que te persiga un demonio, pero no podía ser otra casualidad. Al menos, Nanhee era una experta en eso y Seokjin tenía uno peor dentro de él así que no era demasiado lio.

𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴Where stories live. Discover now