Superheroe

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— Baja un poco tu codo, debe tensarse la cuerda en tus dedos... no con tanta fuerza porque puede rebotar en tu rostro. — mis indicaciones eran gentiles mientras mis manos corregían la postura del menor. — no frunzas el ceño y relaja la mandíbula, vas a quebrarte los dientes.

Escuche un par de risillas en el fondo.

— Noona, ¿qué tiene que ver mi rostro con el arco?

— Mucho. Eres un chico bastante guapo... será una pena si terminas rebotándote la cuerda en el rostro o quebrándote los dientes.

El dejo ir la flecha que tenía apuntada y está en un movimiento ondulado casi atraviesa a alguien del público. Reí un poco de su rostro sonrojado y palmeé su hombro, llamando a otro chico de la multitud.

Habíamos acordado entrenar a los menores recatados de ese día, valientes y un poco apresurados por hacer parte de la revolución. Minho había escogido el arco y aunque le sugerí ir con Hanam para enseñarle el prefirió pegarse a mi como una garrapata. Era fácil bromear y avergonzarlos un poco.

Tal vez hacerlos olvidar por un momento del infierno en el que habían salido y el que estaban a punto de hacer parte.

— Iseul noona sabe mucho sobre armas.

— Solo me enseñaron un poco. — me encogí de hombros viendo de reojo a Junghyun en el otro lado del campo, estaba una batalla bastante pareja contra Hoseok.

— Es una lástima que no haya podido pasar la prueba de la lanza. — Jeongin hizo una mueca mientras enterraba la punta de su espada en la arena. — es un arma demasiado difícil, ¿cómo puede usarla tan fácilmente? Son muy pesadas.

— La escogí porque soy un poco torpe, si hay algo filoso muy cerca de mí es muy probable que termine enterrándolo en mi pecho.

Reí un poco, pero muchos no entendieron la referencia así que en cambio les mostré mi arma. Junghyun la había creado de forma que podría cambiar de tamaño fácilmente, solo era rodar una capa oculta del mango y se acortaba o se hacía más grande. Había tres hojas y tres mangos diferentes. Todos quedaron maravillados e hicimos un poco de calentamiento mientras yo revisaba que hacían los demás.

En realidad, ellos dos solo me escogieron por el fanatismo que inundaba sus cabezas, Jimin en cambio tenía al menos dos docenas de hombres corriendo de lado a lado y atravesando obstáculos que el mismo hizo. Dojin en el lado más difícil del bosque se montaba encima de las espaldas de sus sub ordinados mientras hacían lagartijas.

Todos tenían un método de enseñanza bastante diferenciado, debía admitir que la mayéutica no faltaba en ninguna de sus pedagogías.

— ¿Estaremos listos para la próxima batalla? — Minho pregunto mientras estiraba sus brazos.

— Eso no depende de mí.

— Estaremos listos, iremos con usted a patear traseros.

— Yah... yo no pateo traseros... al menos no intencionalmente.

Jeongin se rio recordando algo y nos ilustro con sus manos en las caderas como burló la seguridad del laboratorio para ir a comprarse unas fajitas.

— ¿Están muertas?

Mi oído escucho a un par de mujeres dragón que secreteaban al pasar a mi lado.

— No digas eso... ah, la rubia es tan guapa. Es verdad que existen los alienígenas y si todas lucen así gracias a los dioses no han bajado a la tierra. — la otra mujer que la acompañaba cabello cobre susurró con diversión. — no voy a casarme si las mujeres alienígenas son tan hermosas. Ya tenemos suficiente con Baerin-ssi que le robó el lugar a un harem de casi cien mujeres dragón.

𝕮𝖗𝖚𝖘𝖍 εїз KTH⁴Where stories live. Discover now