❀ Capítulo 1.

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—Amy, necesito que seas realmente comprensiva con el señor... ¿Stiles? —mira a Miriam. Ella niega.

—Styles -lo corrige.

—El señor Styles es... alguien especial, mi amor —. Aprieta la manita de su hija mientras permanecen sentados en la limusina.

— ¿Por qué, papá? —la niña lo observa llena de curiosidad con sus grandes ojos azules, los cuales ha heredado de su padre.

—Pues, él es... diferente —. Es la única palabra que logra decir sin que suene necesariamente ofensivo y de manera que su hija lo comprenda.

Él mismo no comprende a qué es lo que se enfrentarán con proximidad. Se habla mucho de Harry Styles, el famoso repostero Londinense por dos grandes razones: Sus pasteles y, más concretamente, él. Dicen que las manos de Styles parecen haber sido sacadas de un pacto con el diablo, con ellas puede crear obras de arte comestibles, que al parecer son la cosa más acercada al cielo en cuanto a sabor y belleza.

—Él preparará tu pastel —le explica a Amy suavemente—. Pero según parece, a el señor Styles no le gusta que vayan otras personas en lugar de sus clientes. Quiere conocerte —se encoje los hombros. Tratando de que su hija no averigüe cuánto le molesta la situación.
Vaya exigente —dice para sí mismo—. Como si eso fuera importante, ha de ser un prepotente presumido. Así como la mayoría de personas con dinero.

Louis sabe lo que el dinero hace a las personas, él lo ha percibido en su paladar. El poder de tener a quien quieras a sus pies y ordenarle lo que desees. Porque Louis está por encima de muchos, lo estará aún más. Por ello no puede soportar tener que abandonar su oficina tan solo para ver a un pastelerito que es demasiado quisquilloso como para aceptar las órdenes de Miriam. ¿Cómo se atreve? ¡Hay muchos que harían lo que fuese por el honor de recibir órdenes de él!

Un solo error y seré yo mismo quien lo hunda hasta hacerlo desear no haber nacido —frunce el ceño dándole un trago a la bebida en su tablero.

— ¡Siempre he querido ir a una pastelería! —su pequeña parece realmente emocionada. Aprieta su mano y la zarandea — ¡Va a ser divertido!

Él no se inmuta en explicarle que es una repostería, no una pastelería.

—Son solo pasteles amor, nada de otro mundo —le sacude el cabello suavemente haciéndola reír. No hay sonido más hermoso para sus oídos — ¿Ya pensaste cómo quieres que sea el pastel?

— ¡Si, si! —aplaude moviendo sus pies que una vez más no llegan al suelo — ¡Un castillo! Con unicornios y... ¡Cupcakes! ¡Mucha azúcar!

La pequeña princesa se gira mirando hacia otro lado. Buscando entretenerse en otra cosa.

— ¿Cómo sabes que es el mejor? —su mirada llega hasta Miriam, quien, con las piernas cruzadas sentada en el asiento contiguo bebe una limonada absorta en sus pensamientos.

"¿Qué tiene de especial?" Había preguntado hace unos días a uno de sus amigos que había ya trabajado con anterioridad con Styles.

"Oh, es algo difícil de describir... tienes que verlo por ti mismo" su amigo parecía algo incómodo por tocar el tema.

Después de eso, se supone buscaría más información, pero debido a su trabajo eso pasó a segundo plano, es decir; encargarle a su asistente que lo hiciera por él.

—Las críticas hablan, todo aquel que sabe de repostería sabe quién es Harry Styles —hace un gesto con la mano elegantemente—. Su fama lo ha llevado a hacer pasteles incluso para las ceremonias de la reina. Muchos lo quieren contratar para su negocio, pero insiste en que quiere permanecer en la repostería en la que comenzó hasta el final.

❀ Sweet boy ❀ [L.S. AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora