Capítulo 51

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Era incómodo estar sentada detrás de la persona con la que mi novio me había engañado en una misma moto.
Paró delante de un karaoke - bar.
Me hubiera gustado decirle lo mucho que había conseguido herirme. Porque sabía que no todo había sido culpa de Ben.
Se paró frente a mí mientras se quitaba el casco moviendo su pelo negro de tinte usado de un lado para otro.
- Ben no puede saber que has estado con Tomas.
- Quiero que lo sepa.
- Tú no lo entiendes.
- Tampoco quiero entenderlo.
- Ben no está bien sin ti.
- Me duele ser la cornuda.
- A mí me duele ser más la usada. La que usan cuando la novia no da todo lo que se necesita. El juguete.
- No lo serías si tuvieras más dignidad.
- Yo también estoy enamorada de Ben.
- Te lo puedes quedar.
- Deja de actuar como una cría, y abre los ojos.
- ¿Debo hacer caso a la persona que me restregó que se había tirado a mi novio? ¿Lo crees en serio?
- Olvídate de mí y piensa en Ben. Él no está bien.
- Que se joda.
Me agarró del brazo y me hizo entrar a aquel lugar.
El olor a cigarro chamuscado y a lejía me provocaban un gran mal estar y un terrible deseo de salir de allí.
Después de semanas sin verle lo vi.
Prendiendo un cigarro que sostenía entre sus dientes.
Con ojeras en sus ojos.
Serio.
Los nudillos reventados.
Y la mirada perdida.

Le miré sin decir nada y él no se dio cuenta de mi presencia.
Y un impulso me hizo sentarme a su lado mientras estaba a punto de llorar.
Y le miré.
Y miré aquellos ojos marrones oscuros que me costaban olvidar.
Me miró y apagó el cigarro.
- No puedo vivir sin ti. - Soltó mientras el gas se fundía en sus fosas nasales.
- ¿Por qué lo hiciste?
- No lo sé.
No dije nada.
- Desde que no estás, no soy igual, Cris. Me faltas.
Se acercó a mí y me besó lentamente mientras una lágrima caía de mi mejilla derecha.
- No llores.
- Te he echado mucho de menos y me cabrea saber que no puedo perdonarte.
Pasó su mano por mi cara y os juro que sentir su temperatura en la mía casi me volvió loca del todo.
- ¿Cómo estás? - Pasó sus manos por las mías e hice gesto de dolor ya que Tomas me había agarrado provocando una inflamación y moratones por todas mis muñecas. Miró mis manos y me miró. - ¿Qué es esto?
- Nada.
- Cris.
- Estuve viéndome con un chico.
Teníais que haber visto la cara de Ben.
- ¿Qué chico? ¿Qué has hecho? ¿Qué tiene que ver eso con todos esos moratones? Cris.
- No debería contártelo.
- Deberías hacerlo.
- Me llevó a ver las estrellas en su coche pensando que yo quería acostarme con él.
- ¿Te ha forzado a hacer algo que no querías?
- No, nada que ver. Me pillé las manos con la puerta. - Recordé lo que había dicho Estela.

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