Capítulo 45

2.9K 196 2
                                    

Me sentí utilizada.
Rota.
Por dentro.
Rota.
Y me fui, me fui caminando por las calles sola, arriesgándome a ser secuestrada, o a cualquier cosa que en aquel momento me daba igual.
Os juro que no dije nada en aquel momento, no podía.
Mi mirada estaba fija a un punto del suelo mientras las lágrimas recorrían mi cara llevándose con ellas el negro de mi rimmel.
Me odié a mi misma por haberme creído cada una de las palabras que salieron por la boca de Ben.
Me odié por quererle.
Me odié por confiar en él.
Ben había conseguido llevarme a la cama, se había quedado con él una parte de mí que nunca antes nadie había tenido, ya sabéis a lo que me refiero.
Los recuerdos solo eran un cristal afilado para mí.
Y quise gritar y quise golpear a Ben.
Me odié.
Y le odié.
Me costaba creer que después de todo Ben había resultado ser el putón que decía no ser.
Pero más me dolía por mí.
Por haber sido tan tonta.
Por creerle.
Por haberme fijado en él.

Y sentía que me ahogaba.
Las 2:00 AM.
Todo me daba igual.
El silencio también me hacía daño.
Todo era daño para mí.

Cuando alguien a quien realmente amas y a quien realmente quieres tener en tu vida te hace daño, no es el daño que sientes cuando te caes por mala suerte y te rasgas las rodillas, no es el estúpido dolor cuando te das un golpe en el codo. Yo nunca antes había conocido el dolor.
Nunca antes me había sentido tan dañada.
Ben había cogido mi corazón entre sus manos y había jugado con él sin yo darme cuenta.
Recordé todos los besos, todos los momentos que viví con él y supe que echaría de menos verle sonreír como si su sonrisa fuera la única que me podía hacer sonreír a mí. Supe que echaría de menos sus brazos rodeando mi cintura. Echaría de menos verle encender el cigarro. Echaría de menos odiar el humo. Echaría de menos sentir esas tremendas ganas de hacer el amor con él toda la noche. Echaría de menos pensar eso pero no hacerlo.
Echaría de menos sentir su respiración chocar con mi cuello después de cada mordisco.

Pero aquello nunca se lo perdonaría.
Jamás.

Y suena irónico. Antes de conocer a Ben no entendía a todas esas chicas que lloraban por un tío. Pensaba que eran estúpidas.
En aquel momento, la estúpida fui yo.

¡TE ODIO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora