Capítulo 1:

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Terminé de cerrar la cremallera de mi maleta, la cual reposaba sobre mi cama personal. Me senté junto al equipaje a la vez que solté una larga exhalación.

Estaba agotada. Me había pasado las últimas tres horas recogiendo todas mis pertenencias de la habitación de la residencia, y no me había dado tiempo para nada más.

- ¿Has acabado ya?- preguntó Nora, entrando en el dormitorio.

Asentí pesadamente.

Nora, era mi compañera en la residencia desde el momento en que me había trasladado a la Academia Naval. Era una chica bajita, de piel oscura y cabello azul marino. Como todos aquí, su cuerpo estaba perfectamente torneado, por las largas horas de entrenamiento.

Una de las cosas por las que me trasladé de mi escuela a esta precisamente -a pesar de ser una escuela militar-, fue porque, a parte de las materias normales que se daban en tercer año de preparatoria, también nos entrenaban muy duro. Eran largas y pesadas las horas de ejercicio físico, pero lo agradecía. Además de que mi cuerpo cambió bastante; mis piernas y abdomen se endurecieron, eso también mantenía mi mente ocupada y alejada de todo el desastre que había dentro de ella.

- Te has pasado horas en eso- señaló la chica, sentándose en su cama, quedando frente a mí.

Las habitaciones eran bastante amplias. Junto a la puerta, con el cabecero contra esa pared, estaba la cama de Nora. A la derecha de esta se encontraba un armario sencillo, un escritorio y una silla en una de las esquinas. Justo frente a la cama de mi amiga estaba la mía, y de este lado tenía la misma cantidad de muebles que ella.

Era muy cómodo estar ahí, pues las dos teníamos nuestro propio espacio, y no estábamos para nada apretadas.

- Sí- suspiré-. Pero, la buena noticia es que ya he terminado- dije, mirando la maleta a mi lado.

Sí que me había traído cosas a la Academia. Bueno, eso es lo que pasa cuando les das a tus mejores amigas la tarea de hacerte la maleta, que terminan echando cosas que no vas a necesitar.

La verdad es que después de que me enteré de lo de Jed y Cristina, sentí una necesidad imperiosa de irme de esa ciudad. No esperé ni un segundo, al día siguiente ya estaba en un vuelo rumbo a Annapolis para resolver el tema de mi traslado. No quería alejarme de mis amigas y mi hermano, pero el deseo de irme lejos de todo lo que me recordara a Jed era tan grande, que terminé viniendo aquí para terminar el tercer año de preparatoria

Mis primeros días de estancia en la Academia fueron sencillamente horribles. Me la pasé llorando, y no hablé con casi nadie; sólo intercambié unas pocas palabras con Nora, quien amablemente me acompañó a cada una de mis clases, aunque no las compartiéramos. Después de eso medio que me adapté a la idea de todo lo que había sucedido, y a medida que los meses fueron pasando, lo asimilé mejor.

Las heridas sanaron, como dicen por ahí... O bueno, más o menos.

- ¿Estás nerviosa por volver?- me preguntó Nora, lanzándome una mirada expectante.

- La verdad es que no sé cómo estoy- respondí honestamente, largando un suspiro.

No podía ser más cierto.

- Ya te dije que no me voy a casa en vacaciones- dijo enseguida-. Si necesitas un poco más de tiempo, puedes pasar las vacaciones conmigo- propuso, emocionada.

Se me escapó una risita y negué con la cabeza.

- ¿Y qué haríamos las dos solas en esta residencia?- inquirí, enarcando una ceja.

La morena me dedicó una sonrisa malévola.

- Lo primero sería ir a comprarnos monos a juego. Adoptaríamos varias docenas de gatos, y nos pasaríamos todo ese tiempo ordenando comida grasosa, mientras vemos maratones de Netfilx- explicó ella, con mucha soltura.

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