Página #18

53 17 6
                                    

--Luchen por un mejor cambio, y quiéranse una pizca más para no ser reducido a poco menos que las lagrimitas de cocodrilo-- expresó dicho diálogo mirando a Ralsei desde su silla con una profunda exhalación de blanca humareda.

El humano estaba molestándose con toda esa maldita sátira que el lobo de lentes de colores disparejos decía sin pena ni gloria. El Individuo locuaz no estaba siendo alguien flexible, tampoco gustaba pegar los labios más que para fumar y quemar filtros. Había hecho llorar a quien en el fondo seguía siendo su triste amigo y mismo que le hacía sentir ciertos efectos ignotos.
Ver que sus criticas eran disparadas sin empatía, les hacía parecer a todos como si hubiera alguna clase de placer, o de absurdo deleite en sentir dolores, penas, llantos y deseos de acabar con lo poco que se tiene sobre la vida. Eso le hacía tiritar silenciosamente a Sissel una vena ocular por resentimiento. Emociones batían en su pecho, chocaban con su dolor, y ya la molestia estomacal había dejado de ser importante. Cooger se estaba convirtiendo en un insólito salvador que hería la honra ajena en el proceso para hacer entrar en sentido. Aun con eso, Sissel no dijo palabra alguna. De ese siniestro ser dependía todo un futuro por delante; para el humano y para todos los usuarios resultaba ser así.
Habían transcurrido treinta y dos minutos en total; tiempo suficiente en el que Cooger no se echó al bolsillo ningún improperio. Había dicho todo lo que quería decir, y fumado cuánto tabaco sus inertes pulmones le permitieron. Se levantó para echar en su cenicero tan negro y sucio como su bondad la última colilla de esa terapia, y despachó a todos con las recomendaciones aclaradas. Ralsei no dejaba de llorar, y dejó el centro psiquiátrico de los primeros como evasión de su pena. Sissel compadecía lo que estaba viendo, e hizo el ademán que querer detener esa pronta huída de su triste compañero, pero no pudo; alguien a su espalda le estaba parando con una mano reposada sobre su hombro...

--Sr. Sissel, ¿Me permite robarle un segundo de su tiempo antes de que se marche?-- le interrumpió Cooger mostrando misma sonrisa de labios paralizados y una voz teatral.-- Será muy breve.

Y así Sissel vio como Ralsei se alejó y se alejó del lugar, al igual que el resto.

--Está bien...-- respondió el joven con un suspiro seco.-- Está bien...

--Puedo apreciar diminutos cambios positivos en usted desde su asistencia y lo que ya fue de su tercera terapia de grupo. Debe sentirse muy contento por esos buenos cambios-- adulaba con leves palmazos en el hombro a su paciente retraído.

Sin una sola palabra que decir.

--Ese pobre caprino... tal parece no tener remedio ni con la tecnología de mi casco. ¿Lo cree así? No desea reincorporarse con los suyos ni en el sueño de enfermero al que dedicó tantos años...

--¿¡Por qué está haciendo esto!?-- manifestó Sissel con incuestionable molestia--. Se supone que usted es nuestro facultado, pero solo le ha hecho llorar y ha ofendido al resto. ¡Usted es lo que nos depara de recuperar lo que no queremos perder!

--¿Y tú acaso tampoco deseas recuperar tu antigua vida, y tu trabajo de oficinista, Sissel?

Sissel tragó saliva...

--¿Acaso no es magnifico el rascacielos de SignaCorp con sus nobles vistas, el buen café matutino frente al ordenador, y los empleados bien asalariados? Pigpen, el poderoso magnate, le conozco bien. Es un caso muy serio ese potentado-- le miró Cooger bajo un aire de coacción--. ¿Qué crees que pensaría Pigpen acerca de que su mejor trabajador no aporta su granito de arena para salir de la demencia? Es irrisorio imaginar que alguien pudiera perder una vida tan, tan buena como la suya, ¿no lo cree así, frágil Sissel? Perderlo todo, y quedar en la calle como un perro abandonado... ¡Toda una gracia!

Sissel palidecía con temor, y una incómoda contracción comenzaba a marcar en su pecho. La voz de un demonio tentador, de brillos oculares que humedecía los labios, era sumamente acosador. Cooger continuó:

Psiquiatría: La búsqueda de la felicidad.  Where stories live. Discover now