Carta desde el cielo

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No pienses que me he ido. 

Si algún día visitas mi tumba no llores, solo imagina que estoy durmiendo. Te visitaré con el alba, te abrazaré con el viento, te besaré con la lluvia y cantaré para ti en silencio. Nunca pienses que me he ido, porque entonces... entonces, si habré muerto.

Anónimo.


El tiempo que tuvimos fue corto, los momentos que vivimos fueron insuficientes. Nadie está preparado para marcharse tan pronto, nadie está preparado para dejar ir. Es inevitable llorar y sufrir, es inevitable recordar. Pero en cada recuerdo, en cada memoria, en cada suspiro, yo voy a estar ahí. 

Recuérdame en las estrellas, recuérdame en las estaciones del año, recuérdame, pero déjame ir. No voy a ir a ninguna parte, aun sí aprendes a soltarme. Voy a permanecer en el viento, en el mar, y en la noche. Voy a permanecer en las cosas más pequeñas, seré imperceptible. Pero voy a estar.

Voy a estar en tu canción favorita, en los lugares que solíamos frecuentar, pero sobre todo, voy a estar en tu corazón. En ese lugar voy a permanecer siempre.

Yo estoy bien, estoy en paz. No te preocupes por mí, haz las cosas que te apasionan, cumple tus sueños, atrévete a hacer cosas nuevas. Vive y sé feliz. No importa donde me encuentre, tu felicidad será la mía. Ahora quizá no lo entiendas, pero la muerte no es lo contrario de la vida, es parte de ella. Sé que no es fácil aceptarlo, pero hacerlo te hará libre. 

Y a mí, me hará descansar.

Vuela alto, que aquí estaré esperándote cuando llegue el momento. Cumpliré la promesa que te hice, te esperaré con los brazos abiertos y ya nunca volveremos a separarnos. 

Es un juramento.


Para todos los que han perdido a un ser querido, esto es para ustedes. No es un adiós, sino un hasta pronto.

K.





Estrellas de Neón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora