Capitulo 13 "Poder"

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Camino sobre la alfombra dorada con los Kryshas detrás de mí, mis tacones rojos siendo el único sonido que se escucha en los largos pasillos del castillo Petrova

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Camino sobre la alfombra dorada con los Kryshas detrás de mí, mis tacones rojos siendo el único sonido que se escucha en los largos pasillos del castillo Petrova. Las grandes paredes de mármol con acabados en oro, ventanales de cristales y el ambiente de época se hace presente junto con cuadros de Dioses bálticos, todo esto me hace priva de oxígeno.
Yo no debería de estar aquí

Subo las escaleras que nos dan al gran salón del trono, si dije trono, estas personas se toman muy enserio eso de las jerarquías.

La corona de rubíes rojos y oro brilla en mí cabello rubio, según mí abuelo era de la ultima Zarina de Rusia y a estado en la familia desde entonces. En mí dedo meñique está el anillo de la bratva dejando claro quién soy. ¿Una marioneta en este mundo?

Quedamos frente a unas puertas color miel oscuro que imagino que es el salón.

—открыть— ordeno a los hombres detrás de mí y rápidamente las puertas son abiertas.

Recuerdo las palabras de mi abuelo.
"No puedes dejar que vean detrás de tí, la mínima debilidad que demuestres acabarán contigo"

Trago grueso antes de entrar dando pasos firmes y con el mentón en alto, no puedo dejar que pasen sobre mí, algo que me enseño la milicia es hacerme notar y escuchar.

Todas las miradas de los hombres están en mí y los voy analizando a cada uno mientras avanzo. Caras totalmente desconocidas con muecas de disgusto y enojo es lo que percibo.

—¿Quién es ésta perra y por qué está aquí?—cuestiona un hombre y ya me cae mal.

Es feo y regordete. La mayoría son así, repletos de cicatrices.

—Esto es sitio de hombres, las mujeres no pueden estar aquí—se queja otro.

Los kryshas intentan hacer algo, pero levanto la mano para que no se muevan.

—¿Por qué?—cuestiono alzando una ceja.-¿Es que acaso no te gusta el coño empoderado?

Escucho una leve risa en el fondo, pero lo ignoro.

—Las mujeres no sirven para esto, son débiles—vuelve a decir y ya me está hartando. Su respuesta me enerva, típico hombre aberrante con cerebro diminuto.

—¿Adivina quién pondrá una linda bala en tu asquerosa cara?—amenazo, pero ríe.

—¿Tú? Por favor ni siquiera podrías intentarlo sin que mis hombres hagan algo—responde airoso.

Coloco la mano donde tengo el anillo en la cintura con toda la intención que lo vea.

—¡Tiene el anillo del Boss!—gritan al fondo ocasionando una pequeña sonrisa en mi rostro.

Dioses Herederos (LIBRO 1)Where stories live. Discover now